Los inmigrantes haitianos que se asentaron en el país desde la década de 1950 hasta el 2009 enfrentan graves problemas legales que tienen su raíz en su país de origen. Nunca tuvieron documentos de identidad en Haití y sus hijos, nacidos en República Dominicana, arrastran el problema de no contar con padres “legalmente comprobables” y no poseer documentos para poder asistir a la escuela.
En el caso de la provincia de San Pedro de Macorís, un 30% de los miembros de hogares con descendencia haitiana está indocumentado y apenas un 10.4% posee documentos haitianos (8% acta de nacimiento y 2% cédula) y un 55.5% tiene documentación dominicana (39% acta de nacimiento y 17% cédula dominicana). Mientras, un mínimo 2% posee pasaporte y otro 2% ficha, que otorga un ingenio azucarero.
Estos datos los ofrece el libro “Vidas truncadas: Estudio sociológico sobre el impacto en la falta de documentos de identidad en la escolaridad de menores de ascendencia haitiana en República Dominicana”, realizado en San Pedro de Macorís de junio de 2011 a mayo de 2012 por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en República Dominicana, bajo la autoría de los sociólogos Manuel Mejía Gómez y César Cuello Nieto.
Acceso a la educación. La falta de documentación constituye una barrera para que los inmigrantes y sus descendientes hagan valer sus derechos, principalmente en lo relativo a la educación. En la investigación se determinó que en San Pedro de Macorís, de 346 hogares encuestados, en 25% de estos los miembros (inmigrantes haitianos y sus descendientes) no tiene ningún nivel educativo. De esa cantidad, el 12.58% de las personas con edades comprendidas entre 15 años y más no tiene nivel de escolaridad alguno.