Un estudio de Plan International República Dominicana realizado por la antropóloga Tahira Vargas revela que la crianza de niños, niñas y adolescentes “se mueve en círculos de violencia” que ellos mismos reproducen y legitiman donde se desconfía de los métodos pacíficos como el diálogo y se confunde la autoridad con la violencia y el miedo, en la mayoría de los casos reproduccida por el machismo a través de la población masculina. Hoy/Fuente Externa 21/04/21
Un estudio de Plan International República Dominicana realizado por la antropóloga Tahira Vargas revela que la crianza de niños, niñas y adolescentes “se mueve en círculos de violencia” que ellos mismos reproducen y legitiman donde se desconfía de los métodos pacíficos como el diálogo y se confunde la autoridad con la violencia y el miedo, en la mayoría de los casos reproducida por el machismo a través de la población masculina.
La investigación “Yo me crié así”, Prácticas de Crianza en las Provincias de Elías Piña, el Gran Santo Domingo y La Altagracia, que realizaron 15 grupos focales y 429 encuestas en las cuales participaron adultos y adolescentes compartiendo sus respuestas a temas de violencia intrafamiliar y crianza, participación y comunicación, igualdad de género en la crianza, educación sexual, protección de la violencia y recreación en las diferentes etapas de crecimiento de las personas.
El 49% de adultos y 30% de adolescentes está de acuerdo con que “se dé una pela” a un niño/a cuando se porta mal. La crianza, la cual no se limita a las familias, sino que se extiende a la red de vecinos y vecinas, está permeada por patrones que reproducen y legitiman la violencia física, verbal y psicológica.
En las familias no se dialoga sobre la opinión o las inquietudes de hijos e hijas, sino que se imponen las tareas que deben realizar desde el uso de violencia física con relatos abusivos a base de varas, correas, piedras, así como las humillaciones con el castigo de hincar, encerrar o el maltrato verbal.
El estudio también evidencia que existe una fuerte desigualdad de género en las familias, por ejemplo, en la concentración de las tareas domésticas en las mujeres jóvenes y niñas, lo cual hace que tengan escaso tiempo para la recreación.
En general, se mantiene la visión de la incorporación de la mujer al mercado laboral como una amenaza a la estabilidad familiar y al cuidado de niños y niñas, elemento que está sostenido en la cultura patriarcal que establece los roles de cuidado como tarea exclusiva de la mujer.