Un 45% de los hombres que han sido acusados o condenados por asesinar a sus parejas trabajó durante su niñez lo que, de acuerdo con un estudio de la Procuraduría General de la República, les hizo más propensos a presentar conductas violentas de adultos.

Según la investigación, la integración temprana al trabajo interrumpe el ciclo normal de desarrollo, de manera que, junto a la violencia frecuente  de padres y maestros se potencia con factores de desestructuración  familiar que forzan un desapego  de los padres, por la cantidad de divorcios y de figuras sustitutas en la socialización de los agresores.

El estudio “Factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria”,  presentado ayer, fue realizado por el Centro de Atención Conductual para Hombres, de la Fiscalía del Distrito Nacional, y auspiciado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Entre los hallazgos figura  que la mayoría de victimarios tuvo experiencias violentas en su niñez. De 59 internos entrevistados, 44 fueron víctimas de violencia física de  sus padres.

Más educadas.  Las mujeres que pierden la vida de manos de sus parejas superan el nivel educativo de sus victimarios, de manera que 42% de las víctimas alcanzó el nivel medio y universitario mientras que, en el caso de los hombres, apenas  33% llegó al nivel medio.

En contraste, los agresores superaban a las víctimas en percepción de bienestar económico y ocupación laboral, como lo confirma el alto porcentaje de desocupación en las mujeres, que las colocaba en subordinación económica con relación a los feminicidas.

Factor predictivo.  Los resultados de la investigación indican que un alto porcentaje de las víctimas fueron objeto de violencia repetida alguna vez en la relación de pareja, y llamó la atención el alto porcentaje que sufrió violencia en el último año antes del feminicidio.

De esta forma, se comprueba la teoría de la escalada de la violencia, que ofrece un factor predictivo debido a la violencia previa, sobre todo en el  riesgo y peligrosidad.

 Un 92% de las víctimas no se querelló, por lo que no tenía orden de alejamiento.

Además, los agresores confesaron que a pesar de que en los episodios de violencia hubo observadores, la mayoría no hizo nada para proteger a la víctima. En menor medida intervinieron amigos, vecinos y policías.

Inaceptable.  Para la procuradora general adjunta para Asuntos de la Mujer, Rosanna Reyes, son inaceptables los niveles de violencia contra la mujer que se registran en el país.

Al reaccionar a los resultados del estudio, afirmó que no se pueden obtener resultados distintos  si el Ministerio Público actúa  de la misma manera para enfrentar el flagelo. Sostuvo que se necesita que las autoridades demuestren un mayor nivel de rigor científico, como una forma de brindar una respuesta más efectiva.

En iguales términos se expresó la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, quien criticó que el Ministerio Público no  hace estudios de campo y análisis criminológicos sobre los delitos de violencia.

 “Nosotros nos resistimos a sentarnos en nuestro escritorio a contar cuántas mujeres van cada día y qué vamos a hacer, prisión preventiva y 30 años”, dijo.

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Los “motivos”

Un 92.6% de los agresores que fueron entrevistados por el equipo de investigadores dijeron que lo que les llevó a cometer el crimen fue que sus parejas no querían estar con ellos

 No los dejaban

Un 68% de las mujeres muertas por sus maridos nunca se separaron de ellos, en tanto que el restante 32% estuvo alguna vez separado, pero se reconcilió.