MADRID (AFP).- La organización separatista armada vasca ETA atacó el viernes el aeropuerto de Zaragoza (noroeste) disparando una granada que no causó víctimas, mientras una segunda fue desactivada, indicó el ministerio del Interior, que condenó «rotundamente» este nuevo atentado terrorista.

   El ministerio indicó que dos llamadas telefónicas alertaron a un diario vasco -Gara, canal habitual de reivindicación de ETA- y otro a la DYA, asociación de auxilio en carreteras, de que entre las 12H00 y 14H00 locales (10H00 GMT y 12H00 GMT), estallarían «varios artefactos en el aeropuerto de Zaragoza», 300 km al noreste de Madrid.

   Poco después de las 12H00 locales (10H00 GMT), expertos de la policía y la guardia civil, localizaron una «plataforma metálica con dos tubos de PVC en el norte del aeropuerto de Zaragoza», indicó Interior en un comunicado.

   «Una de las granadas había sido lanzada y la segunda, del tipo Mekar, fue desactivada», precisó esa cartera, antes de indicar que «los especialistas seguían en el terreno» donde lograron recuperar dos temporizadores con capacidad para un año.

   El ministro del Interior, José Antonio Alonso, condenó «rotundamente» el atentado que consideró «una nueva manifestación de una violencia sin sentido que sólo tiene un destino, la desaparición total de quienes sólo entienden el lenguaje de las armas» y reiteró que las fuerza de seguridad «seguirán luchando con toda determinación contra ETA».

   En el llamado a Gara, el interlocutor anónimo afirmó que un disparo de mortero se produciría contra las instalaciones del aeropuerto.

   Fuentes de la lucha antiterrorista, que hablaron de «dos o tres explosiones», dijeron que las mismas se produjeron «en la zona de pistas, cerca del área de estacionamiento de los aviones».

   «Había poca gente en el aeropuerto, que fue evacuado preventivamente antes de la explosión», indicó a la AFP un portavoz de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA).

   Pasadas las 15H45 locales, el aeropuerto, que había suspendido sus vuelos, reanudó su actividad normal, indicaron fuentes aeroportuarias.

   El gobierno central condenó «rotundamente» el atentado y reafirmó que «la única respuesta al terrorismo es mantener la máxima alerta (…) y la unidad de todas las fuerzas políticas».

   «El objetivo fundamental del gobierno, en coincidencia con el objetivo fundamental del conjunto de la ciudadanía en este país, es acabar con el terror, que ETA deje de matar», sostuvo la vicepresidenta primera del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega.

   Este atentado, se produjo mientras continúa en España un incesante debate sobre la oportunidad de abrir un diálogo con ETA si ésta depone definitivamente las armas, tal como autorizaron el 17 de mayo pasado los diputados españoles -excepto los del opositor Partido Popular (PP, derecha)- al gobierno socialista.

   La clase política, excepto la ilegalizada coalición radical vasca Batasuna, condenó el atentado.

   El presidente del PP, Mariano Rajoy, insistió en que su partido apoyará al gobierno si éste «no habla, ni negocia» con ETA.

   El PP y la Asociación de Víctimas del Terrorismo etarra, que desde 1968 asesinó a más de 800 personas, rechazaron el pasado sábado cualquier diálogo con ETA, con una multitudinaria manifestación, que según ellos reunió a un millón de personas.

   Aralar, escisión de Batasuna, advirtió a ETA que cada atentado «atrasa la paz e impide prosperar el diálogo».

   El 25 de mayo pasado, ETA hizo estallar en Madrid una furgoneta bomba causando cinco heridos leves. Aunque su último asesinato se remonta a 2003, la banda separatista no ha dejado de cometer atentados, que en 2005 causaron medio centenar de heridos.