Etanol aporta energía al tanque de Brasil

Etanol aporta energía al tanque de Brasil

Para la tropa mundial creciente de “cheerleaders” partidarios del etanol como combustible para automóviles, el argumento está claro. Cuando se produce de la manera más barata posible, el etanol cómodamente reduce el precio de la gasolina y emite menos dióxido de carbono.

Pero, además de descabezar el calentamiento global, ¿también podría el etanol contribuir a la seguridad energética mientras los gobiernos de Occidente se preocupan por los cada vez menos predecibles y volátiles suministros de petróleo y gas?

Con ventaja, el más eficaz de los productores del mundo es Brasil, que destila etanol a partir de la caña de azúcar. Brasil tiene cerca de la mitad del mercado exportador de azúcar del mundo y aspira a producir 40% más de etanol en 2010.

Aparte de su larga campaña para persuadir a Washington para que desmantele las agudas tarifas de importación de Estados Unidos, Brasil llegó recientemente a un acuerdo con Japón, un gran importador de petróleo, para que examine el potencial que tendría un cambio hacia el etanol. También está en conversaciones con gobiernos europeos. “El mercado está creciendo muy rápidamente”, dijo Luis Fernando Furlán, el ministro de Comercio de Brasil, al Financial Times la semana pasada. “Es bueno ver que hay movimiento en esta misma dirección en todo el mundo”.

La tendencia pudiera ayudar también a Brasil a recuperar algo de su influencia en los círculos políticos globales, después de su eclipse por el eje de presidentes radicales de América Latina, Hugo Chávez, en Venezuela y Evo Morales en Bolivia.

Respaldado por los altos precios de los combustibles, estos presidentes parecen decididos a jugar a la política con su petróleo y gas, con un señor Chávez que insulta a los líderes de EEUU y la Unión Europea, mientras ofrece a las familias más pobres combustible  subsidiado. El señor Chávez, que según el criterio de algunos está inclinado a exportar la revolución, también compra influencia regional al ofrecerle  combustible barato a los países de América Central y el Caribe. Mientras tanto, Brasil exporta etanol y su experiencia para producirlo, algo que traería beneficios más duraderos.

La campaña de inversiones y transferencia de tecnología de Brasil combina el adagio “enseña al hombre a pescar” con motivos tácticos. Primero, expande el negocio global del etanol y con ello su poder de cabildeo. Segundo, puede desarmar al resentimiento entre algunos países en desarrollo por el papel dominante de Brasil en el comercio mundial. Tercero, promueve a Brasil globalmente como un suministrador de combustible relativamente moderado y apolítico.

“El presidente Lula [da Silva] ha dejado claro que debemos ofrecer nuestra tecnología y experiencia, tanto con el etanol como el sector automotriz a otros países”, dijo el señor Furlán, refiriéndose al hecho de que Brasil también es un líder mundial en los vehículos “flexfuel” que se mueven indistintamente con etanol o con gasolina. Relaciona varios estados centroamericanos como Guatemala, Honduras y Costa Rica como exportadores potenciales de etanol.

Hace algunos años, Brasil ganó un caso famoso contra el régimen de azúcar de la UE en la Organización Mundial de Comercio, y desde entonces Bruselas ha estado anunciando grandes recortes en los precios que le garantiza la UE a los productores de azúcar. Este proceso decisivo ayudó a elevar más la considerable influencia de Brasil dentro de la OMC. Pero resultó un golpe para los países pobres de África y el Caribe que tenían acceso especial al mercado azucarero de la UE con precios tres veces el del mercado mundial.

Al estimular la producción de etanol y la refinación en el Caribe, muchos de cuyos países tienen acceso libre de impuestos al mercado del etanol de EEUU, Brasil puede ayudar a aminorar ese golpe y a incrementar sus propias exportaciones. El año pasado, el grupo comercial brasileño COIMEX empezó a refinar etanol en Jamaica bajo un programa conjunto con PETROJAM, la refinería de petróleo estatal jamaicana.

Muchos de los destiladores del Caribe son muy pequeños e ineficientes para hacer uso de los concesiones libres de impuestos. La tecnología e inversiones de Brasil pudieran crear algún día un negocio que se sostenga por sí mismo en Jamaica. Mientras tanto, los productores de azúcar brasileños pueden exportar realmente etanol hacia EEUU a través del Caribe, ofreciéndoles a los caribeños un porcentaje de los ingresos.

La ironía está en que si EEUU elimina sus tarifas de manera permanente, esos países que actualmente son competitivos solo por los privilegios con que cuentan por la ausencia de tarifas, pudieran verse luchando por sobrevivir.

La semana pasada, Marcelo Lessa, un alto funcionario de la Corporación Internacional de Finanzas, la rama del sector privado del Banco Mundial, dijo que había recibido cierta cantidad de solicitudes de todo el mundo para invertir en la producción de etanol, incluyendo algunas de América Central.

 “Vamos a rechazar algunas [solicitudes] porque creemos que la producción de etanol tiene que ser competitiva con los costos en Brasil”, dijo el señor Lessa a Reuters la semana pasada. “De lo contrario, pudiera estarse afectando económicamente a un país”.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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