Eterna amistad: Bosch y Fidel

Eterna amistad: Bosch y Fidel

-II-
Con motivo de la partida física del Comandante Fidel Castro Ruz, el 25 de noviembre pasado, continuamos destacando la estrecha relación entre el líder histórico de la Revolución cubana y el profesor Juan Bosch, desde que se conocieron en la expedición anti-trujillista de Cayo Confites, Cuba, organizada en el verano de 1947.
Esa acción constituyó una especie de bautismo político en los procesos sociales vividos por ambos líderes: para Bosch , según sus propias palabras, “fue el momento de inicio pleno de mi vida política”. La directiva de la expedición la encabezaba una Junta Revolucionaria, integrada por una comisión militar y otra política. Esta última la integraban Ángel Morales, Leovigildo Cuello, Juan Isidro Jimenes Grullón, Juan Bosch y Juan Rodríguez, y la militar la integraban Juan Rodríguez, como comandante en jefe, y Juan Bosch, como miembro. (Bosch Carcuro, Matías. Prefiero vivir luchando. Una biografía de Juan Bosch. Primera edición, Fundación Juan Bosch, Impresora Soto Castillo S. A., Santo Domingo Este, R. D., p. 139).
Aunque ha hecho reparos a la forma en que fue organizada la expedición, Fidel no dejó de expresar el compromiso que tenía con los dominicanos y las posibilidades reales de triunfo que tenía el proyecto armado:
“Yo era el hombre más feliz del mundo -expresaba- cuando la expedición iba rumbo a Santo Domingo. Ya tenía una compañía bajo mi mando y estaba planificando el tipo de guerra que podía hacerse. Pensaba en la guerra de guerrillas, en la guerra irregular; porque aquella gente no tenía idea del tipo de guerra que iba a desarrollar en Santo Domingo. Yo no concebía que aquel ejército hambriento, aún con buenas armas, pudiera enfrentarse al de Trujillo en una batalla convencional. Aunque con los medios de que disponíamos podíamos haberlo derrocado. Además, era un momento internacional bueno, por el desprestigio y el aislamiento de Trujillo. (…).
“Con los recursos que teníamos, bien empleados, lo hubiéramos liquidado. Con apoyo aéreo y empleando bien los 1200 hombres se hubiera podido derrocar a Trujillo”. (Blanco Castiñeira, Katiuska. Fidel Castro Ruz, guerrillero del tiempo. – Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana-. Primera parte. Tomo I. Ediciones Abril, La Habana, Cuba, pp. 395-396). Las citas utilizadas en la primera parte de esta mini-serie, iniciada el 9-12-16, corresponden a esta misma fuente.
Como es sabido, la expedición de Cayo Confites fue frustrada. Aunque contó con el apoyo de los presidentes Ramón Grau San Martín (Cuba), Juan Domingo Perón (Argentina), Rómulo Betancourt (Venezuela), Elie Lescot (Haití) y Juan José Arévalo (Guatemala), las garras de Trujillo llegaban lejos: por órdenes del jefe de las Fuerzas Armadas cubanas, Genovevo Pérez Dámera, la Marina de Guerra cubana hizo presos a los expedicionarios, excepto a Fidel Castro que escapó a tiempo.
Trujillo había enviado al general Pérez Dámera 500 mil dólares para impedir la salida hacia Santo Domingo, vía Haití. Al fracaso de la expedición contribuyó, además, la situación de debilidad política en que hallaba el presidente Grau San Martín.
El año próximo se conmemora el 70 aniversario de la expedición de Cayo Confites, y ya la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña y la Fundación Juan Bosch coordinan acciones para celebrar un seminario sobre tan importante proyecto.
Meses después de los sucesos del verano de 1947, Bosch y Fidel volvieron a encontrarse. Bosch lo cuenta así:
“Ya vivíamos en la calle Zapata, frente al Cementerio Colón, y me dijo que él veía que la lucha política en Cuba iban a degenerar en luchas de grupos, y que quería aprovechar su tiempo, irse a América Latina para estudiar la situación política, que si yo podía darle cartas para los amigos que yo tuviera en esos países.
“Yo le dije: Mira, Fidel, te voy a dar cartas para un país, ¿cuál es el primer al que tu vas ?.A Venezuela”.
“Bueno, pues te voy a dar cartas para Venezuela, pero no para otros países, porque si te doy cartas para otros países y te sucede algo en cualquiera de esos países, como ocurre siempre en América Latina, y te cogen las cartas, eso te puede costar a ti un carcelazo y hasta Dios sabe qué te puede costar…”
“Fidel me dijo: ´”Me parece muy bien”. “Entonces le di dos cartas para Venezuela, una para Luis Troconi Guerrero, que era entonces director de un periódico, y otra para Valmore Rodríguez, que en ese momento era presidente del Senado. Bueno, y tuve buen tino, porque, llegando Fidel a Colombia, estalló el Bogotazo”. (Continuará).

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