Eterna amistad: Bosch y Fidel

Eterna amistad: Bosch y Fidel

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El miércoles de esta semana, fue juramentado como presidente de Ecuador, Lenín Moreno Garcés, el continuador de la Revolución Ciudadana, iniciada por Rafael Correa en 2007. Además de tantos momentos y personajes emblemáticos de la historia de ese país, la figura inmensa de Oswaldo Guayasamín fue siempre una relación y un referente común entre Juan Bosch y Fidel Castro. A los tres los unieron los ideales por un mundo más justo, el arte y su entrañable amistad. Si vivieran entre nosotros, ellos estarían felices con el proceso político que vive la patria de Rumiñaui y de Eloy Alfaro, desde hace diez años.
Fidel Castro recuerda al gran pintor ecuatoriano: “Por primera vez me vi sometido a la torturante tarea. Tenía que estar de pie y quieto, tal como me indicaban. No sabía si durante una hora o un siglo. Nunca vi a alguien moverse a tal velocidad, mezclar pinturas añadir líquidos, mirar persistente con los ojos de águila, dar brochazos a diestra y siniestra sobre un lienzo en lo que dura un relámpago, y volver sus ojos sobre el asombrado objeto viviente de su febril actividad…”.
“Al final, observaba lo que salía de todo aquello. No era yo. Era lo que él deseaba que fuera, tal como quería verme: una mezcla de Quijote con rasgos de personajes famosos de las guerras independentistas de Bolívar. Con el precedente de la fama que ya entonces gozaba el pintor, no me atrevía a pronunciar una palabra. (…).”
Eso dijo en su discurso de Quito, cuando se inauguró la primera etapa de la Capilla del Hombre, impresionante monumento y complejo artístico-cultural, un viejo sueño de Guayasamín: representación de la historia y del destino de nuestros pueblos desde la época precolombina hasta nuestros días. El acto, en el que también participó Hugo Chávez Frías, entonces presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se realizó el 29 de noviembre de 2002. Daniel Beltré y el autor de este artículo asistimos en nombre de la Fundación Juan Bosch.
Fidel posó varias veces para el gran artista. Le hizo cuatro retratos al líder histórico de la Revolución cubana. En 1981, el rostro de Bosch también quedó inmortalizado en sus colores y sus líneas, donde retrata el drama y la esperanza de América Latina, de la Humanidad. La descripción que hace Fidel del Guayasamín pintor, es casi similar a la que le escuchamos a Bosch: “Aquel hombre al momento de pintar parecía un toro bravo, furioso. Iba de un lugar a otro con mucha rapidez”.
En ocasión de la celebración del 75º cumpleaños del Maestro, el 6 de julio de 1994, Bosch y su esposa, Carmen Quidiello, fueron invitados a los festejos. Fueron acompañados por su hijo Patricio y por quien firma este artículo. Todos pernoctamos, durante una semana, en su entonces residencia-museo. Y una grata sorpresa: en el estudio del pintor había una pieza del artista dominicano Antonio Guadalupe.
En un acto solemne, realizado en el Convento de San Francisco, don Juan habló en nombre de las delegaciones extranjeras.
“…hoy estamos festejando su cumpleaños, y esos años no son pocos; a lo largo de ese tiempo Guayasamín ya había conquistado un lugar en la historia del arte pictórico en todo el mundo.
“Guayasamín es, ha sido y seguirá siendo durante muchos años, a través de generaciones, un pintor extraordinario. Algo que no nace todos los años …Debemos rendirle los honores que él merece.
“El es reconocido en todo el mundo como lo que es: el más grande de América. Hoy por hoy, como Oswaldo Guayasamin hay solamente un pintor de su estatura: Oswaldo Guayasamín; ningún otro.
“La figura de de Guayasamín será mucho más grande en la medida en que pasen los años. Su nombre crecerá con los siglos.”
Casi siempre, la Fundación Guayasamín celebraba, en La Habana, los cumpleaños de Fidel. Aunque el aniversario es en agosto, su 70º aniversario se festejó a mediados de diciembre de 1996, en un salón del Palacio de las Convenciones. Bosch y Gabriel García Máquez figuraban, entre otros, como invitados especiales. Guayasamín, era el anfitrión.
El Comandante se refirió varias veces al ilustre pintor y a don Juan: “Pero estaba recordando también cuando conocí a Bosch en Cayo Confites; él no se acuerda y yo casi tampoco. ¿Eso en qué año fue, Bosch en 1946? (Le dice que fue en 1947) ¡Ah!, bueno, pues tenía entonces 21 años. Esto significa, simplemente, que desde muy joven llevé a cabo una lucha intensa”.

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