Ética, moral y moralética

Ética, moral y moralética

Siempre ha llamado mi atención la concurrencia o enlace que nos impone la costumbre, cuando acudimos al empleo de las voces ética y moral, que solemos repetir en tantas ocasiones y que quizás nos inclina a pensar sin darnos cuenta, en el campo o límite de significados que comporta cada expresión. O que algo nos lleva al equilibrio indispensable de contenidos que aporta cada vocablo. ¿O será solamente por el enriquecimiento con el nivel de uso de cada palabra (general y técnico), pero con igualdad en el campo semántico?

Podría ser una forma mecánica, por lo repetitivo que es pronunciar o escribir frases como: Esto o aquello vulneran los principios /morales y éticos/ que norman el comportamiento de nuestra sociedad.

Sin embargo, hay oportunidad para ambas formas, y alguien nos sorprende con un empleo diferente, es decir, que presenta uno sólo de los vocablos recurrentes. Decimos, sea por caso: “Es una prueba de la inclinación que violenta las normas /éticas/ vigentes en la colectividad”. O, por lo contrario, algo nos inclina a decir: “Es una actitud que vulnera los criterios /morales/ que aún sostenemos para la mejor convivencia”.

Es cuestión del concepto que uno tenga acerca del alcance semántico de la parificación de vocablos, pero con aproximación de sentidos. No obstante, una persona podría concentrarse en una sola de las dos voces, por razones de eufonía o por el ritmo que imprima al sintagma una u otra voz al desenvolvimiento de la expresión.

Revisemos en este orden a la comunicadora Nexcy de León en su entrega: ¿Les digo algo?, diario Hoy del lunes 7 de diciembre en curso, párrafo 4: […componendas aviesas entre funcionarios y ejecutivos privados que obvian las leyes y los procedimientos /éticos/, dañando la imagen del país].

Más adelante: [¿Dónde está el mal que ha generado una clase tan alejada de los principios /éticos/, los valores…] (párrafo 7).
Y en el siguiente párrafo (número 8):

[Esta especie política […] una plaga voraz y perversa sobre la sociedad y es responsable de que este país haya retrocedido en sus valores y prácticas /éticas/].

En los casos transcritos, la profesional de la comunicación soslaya el uso del término /moral/ y toma la dicción /ética/ tres veces; a la vez elude /moral/ en todo el trabajo, quizás por el nivel de vocabulario científico que acompaña a la palabra /ética/.

(Me encuentro en este punto de la escritura, cuando se acerca una excompañera de labores en dependencia oficial, en la que habíamos laborado juntos, y me preguntó, sorprendida:

– Pero bueno, ¿y qué hace usted aquí?
Le contesté:

-mientras me atienden, estoy escribiendo un artículo acerca de las voces moral y ética.

– Ah, sí. Esas dos palabras siempre van tomadas de la mano, respondió ella.
Sentí que coincidíamos en buena parte del tema. Su nombre es Lic. Arianna Rivera).
No queda espacio para más. Concluiremos el próximo domingo.

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