Con diversos actos solemnes, charlas, conferencias y festejos, el Gobierno, instituciones culturales, civiles, militares y escolares, recuerdan la gesta de la Restauración, acontecimiento ocurrido el 16 de agosto de 1863. Lo vivió una población dominicana que no excedía las 250 mil personas.
La Restauración exalta a sus héroes, que desplegaron todos sus esfuerzos en la zona del Cibao, entre los que se distinguen los generales Gaspar Polanco, Gregorio Luperón y Santiago Rodríguez.
La Anexión a España fue la causa de la guerra de la Restauración, gestionada por políticos y militares, a la cabeza de Pedro Santana, de quien el presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Juan Daniel Balcácer, afirma que traicionó su juramento a la Constitución de la República y fue víctima de sus ambiciones.
La tarea pendiente con la Restauración es lograr que los dominicanos la recuerden, con la misma pasión que consiguieron quienes se opusieron a que República Dominicana estuviera bajo el protectorado de España o de alguna otra potencia.
Con la Restauración, desde 1865 los dominicanos le pusieron fin a las hostilidades de la administración de los españoles y al despotismo y las arbitrariedades de Santana, quien fue el primer presidente del país, y pasó a convertirse en caudillo.
Balcácer explica que la Anexión a España aniquiló la República, pero el triunfo de la Restauración implicó el nacimiento de lo que se conoce como Segunda República.
Detonante de la guerra. Los nuevos aranceles que impuso España a los dominicanos y el monopolio sobre el tabaco molestó a los comerciantes. También se temía que España retornara a la era de la esclavitud.
Además, Balcácer indica que el Gobierno impuesto por los españoles le prometió ventajas económicas y posiciones importantes en el tren gubernativo a la élite tanto militar como política que representaba el general Santana.
Las promesas fueron incumplidas, lo que disgustó a la clase social que se había identificado con la Anexión. Por otro lado, “los españoles sometieron a los dominicanos a precaria situación económica y a severos impuestos que terminaron disgustando al campesinado”.
Ni Santana ni Báez. La mayoría de los dominicanos se oponía a que Santana gobernara, y desconfiaba en un Gobierno de Buenaventura Báez, por considerarlo igualmente, anexionista. Estados Unidos no se interesó en la anexión.
Balcácer señala que Estados Unidos confrontaba problemas internos de unificación territorial entre el norte y el sur y en medio de la llamada Guerra de Secesión. Tan pronto superó esas contradicciones, Estados Unidos aplicó la célebre Doctrina Monroe, según la cual ninguna potencia europea debía ejercer influencias coloniales en los pueblos de América Latina y del Caribe. Explica que esta fue una de las derrotas más vergonzosas para el el ejército imperial español, con una baja de 30,000 hombres. Fueron dos años de lucha, en la que se desató la fiebre amarilla
Balcácer asegura que en el plano patriótico, los dominicanos emergieron de la contienda convencidos de ser capaces de defender su soberanía y, sobre todo, su identidad nacional.
La Guerra de la Restauración que puso fin a la Anexión a España y dejó al país devastado en lo político y lo económico, pero sus gestores entendeiron que valía la pena abrazar esa causa y liberarlo.