Ettore Scola Extraña militancia o la visión popular de la cultura vía el cine

Ettore Scola Extraña militancia o la visión popular de la cultura vía el cine

1 / EXTRAÑO MILITANTE DEL PCI
Entre los años 80 y 90 del siglo XX, la Italia de la Democracia Cristiana, compacta ofre sus últimos aleteos. Dos paradigmas opuestos en el ejercicio de la política, copan el spectrum mediático. Giulio Andreotti (que se retita en 1991 como senador vitalicio del Senado italiano) y Enrico Berlinguer, uno de los últimos jefe del PCI (Partido Comunista Italiano), con un carisma solo comparable al de Palmiro Togliatti, mentor de Berlinguer.
En aquella Italia, el cine de Ettore Scola no sería un cine militante pero sí era un cine que no rehuía a las visiones políticas críticas hacia esa Italia cotidiana, cuyo futuro caos político crearía una grave crisis en la izquierda italiana.
En la visión de paradigmas antagónicos, mientras Ettore Scola hacía en 1984 su famoso documental L’addio a Enrico Berlinguer (el adiós a Enrico Berlinguer), más tarde, pero mucho más tarde, en el 2008, Paolo Torrentino haría una película titulada Il divo – El Divo – que narra con sorna la vida pública de Giulio Andreotti, un oscuro personaje de la política italiana cuya capacidad de maniobras escurridiza le retrataba como el viejo zorro de los grandes entuertos del poder de la Democracia Cristiana. En esta cinta polémica, en algún momento se insinúan las equivalencias entre Estado y Mafia, gran contradicción, si algo define a la Maffia, es su lado opuesto al Estado, porque la Maffia es el anti Estado por excelencia.
Mientras pasa el tiempo, Ettore Scola llega incluso a ser ministro de Cultura alternativo de Enrico Berlinguer cuando todavía el Partido Comunista Italiano mostraba los últimos rasgos de su poder tradicional nacido en la post guerra y expresado cada día en su periódico L’ Unitá.
Los aires de la tesis del eurocomunismo y la tesis del famoso compromiso histórico hacen eco en los debates.
(Luego Bernardo Bertolucci con Novecento, en 1976, plasmaría estas ideas en la pantalla).
Marcado con una visión renovadora de algunos toques del post, post neorrealismo italiano, Etorre Scola elude el panfleto pero no deja de reflejar siempre en su cine un concepto de lo popular que si no está influido por Antonio Gramsci, al menos rosa ese universo de ideas.
Entonces, no estamos frente al típico intelectual y cineasta de partido afín a las ideas cerradas, al stalinismo cultural que maracaba el quehacer en la cultura de algunos partidos comunistas europeos. Scola acude a lo social con lucidez y entrega, sabiendo que una dialéctica crítica debe ser la base elegante de sus películas y documentales, porque lo tiene muy claro: el cine y su pantalla, su gran escenario, no resolverá los grandes problemas, ni de Italia ni la humanidad.
2 / ETTORE SCOLA, DE PERSONAJES Y ESPACIOS: AMISTAD, HISTORIA Y SOLIDARIDAD
Para construir guiones y en ellos personajes compasivos, se ha de notar que Scola adora encerrar los personajes en espacios donde los los diálogos tienen una fuerte importancia, alegaba que era el mejor modo de que el público pudiera codearse con esa atmósfera intensa y entrar en la piel de su discurso fílmico.
Tres películas claves podrán ilustrar el aserto arriba expuesto :
1977 : Una Jornada Particular
1980 : La Terraza
1982 : La Noche de Varenne
La sala de baile (Ballando ballando) (1983)
En la primera, hay unos diálogos entre Marcello Mastroianni y Sophia Loren, con fondo de fascismo puro, era el día del gran desfile en el que Hitler era el protagonista de una nueva marcha sobre Roma, dedicada en su honor.
Personajes atrapados en sus vidas cotidianas, mientra en tiempo real, un gran desfile militar con banda sonora de marchas y banderas se apodera de la ciudad. Mientras la alta política discurre, dos seres humanos se descubren entre la desesperanza y la ternura descubierta. (Una Jornada Particular ).
En la segunda, un grupo de personajes en plan comedia, de claras pretensiones, arreglan el mundo político italiano de los años 70, entre diálogos y diálogos desfilan las finanzas, la cultura y la religión, el soporte humorístico es vital para que la cinta fluya mientras Stefania Sandrelli (actriz fetiche de Scola) Vitorrio Gassman, Jean Louis Trintignan y Marcello Mastroianni y Carla Gravina, hacen una larga catarsis sobre esa Italia y sus avatares. Una vez más están reunidos y el soporte de la película son diálogos directos en espacio cerrado. (La Terraza)
Finalmente, la noche de Varenne, una cinta sobre la revolución francesa que todo lo subvierte. La huida de la realeza francesa.
Para que la constante del espacio cerrado se cumpla en esta cinta, más obvia no puede ser la alusión abierta a la cinta de J. Ford la Diligencia (1939). En efecto concentrados en la carromato tipo diligencia del western americano, los personajes se concentran y el director narra con humor esa noche, basándose en los textos de Restif de la Bretonne, encarnado por el veterano actor Jean Louis Barrault. Picardía, noción de historia y gran humor con una Hanna Schygulla, en el personaje de Sophie de la Borde, fenomenal en ese rol. De nuevo los diálogos concentrados (La Noche de Varenne )…
Para Ettore Scola, el cine era un fresco pletórico de argumentaciones y trascendencias, un aire fresco para proponer otro punto de vista, una convivialidad humana que no perece, porque es en el cine un largo espejo, la extensa mirada. (CFE)
Nota. Pude haber citado una película de 1983 titulada El baile, pero encuentro que su carácter intimista, en muchas ocasiones corresponde más a la lógica interna de una película que trata sobre parejas y música.

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