Washington. EFE.  El Gobierno de EE.UU. criticó ayer el discurso ofrecido por el presidente sirio, Bachar al Asad, quien “parece negar agresivamente toda responsabilidad” en la violencia que vive Siria desde que comenzaron las protestas en marzo de 2011.  

“A lo largo de su discurso, Al Asad se las arregla para culpar de la situación en Siria a una conspiración extranjera que es tan extensa que ahora incluye a la Liga Árabe, a la mayoría de la oposición siria, y a toda la comunidad internacional”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.   “Atribuye la responsabilidad a todo el mundo excepto a sí mismo, y en lo que respecta a él, parece negar agresivamente toda responsabilidad o intervención en el papel de sus propias fuerzas de seguridad”, añadió Nuland en su conferencia.   En su discurso, Al Asad aseguró que el “problema de seguridad” en su país es fruto de una conjura mundial, urdida en connivencia con la prensa internacional, y en la que participan activamente “algunos estados árabes”, a los que evitó citar por su nombre.   Las flechas del presidente parecían apuntar hacia Arabia Saudí y otras monarquías del Pérsico, que desde hace décadas pretenden extender su influencia regional y quebrar así el eje que forman Teherán, Damasco, el partido chiíta libanés Hizbulá -al frente del Gobierno en Beirut- y el movimiento palestino Hamas.   Según la portavoz estadounidense, esos argumentos surgen de “un intento para distraer la atención de su pueblo del verdadero problema».