Washington (United States), 07/05/2021.- US President Joe Biden speaks about the April jobs report in the East Room of the White House in Washington, DC on 07 May 2021. The US economy brought back far fewer jobs than estimated in April and the unemployment rate unexpectedly increased. (Estados Unidos) EFE/EPA/TASOS KATOPODIS / POOL
Gobernantes europeos se oponen firmemente a la liberación de las patentes
La decisión del presidente Joe Biden de apoyar que las inoculaciones contra el COVID-19 queden exentas de los derechos de propiedad intelectual tuvo un objetivo mayor: transmitir el compromiso de su gobierno con el liderazgo global después de cuatro años de unilateralismo y proteccionismo con el expresidente Donald Trump.
Sin embargo, Biden enfureció a las empresas que desarrollaron las dosis en tiempo récord y no acelerará su fabricación. Después de más de un mes de deliberaciones internas, Biden decidió esta semana respaldar los llamados internacionales a favor de anular las protecciones a las patentes de las vacunas.
El cambio de política, recibido con agrado por muchas organizaciones caritativas en el mundo y por los liberales dentro de Estados Unidos, no fue novedad.
Biden apoyó la idea durante su campaña por la Casa Blanca, pero la propuesta fue examinada durante debates intensos al interior del gobierno sobre cuál sería la mejor manera de poner fin a la pandemia y al mismo tiempo restaurar la influencia de Washington en el exterior.
Los funcionarios reconocen que, en el mejor de los casos, tomará por lo menos un año que se produzcan más vacunas como consecuencia del cambio.
Los principales gobernantes europeos se oponen firmemente a la liberación de las patentes y es posible que jamás se logre el consenso necesario en la Organización Mundial del Comercio.
La producción especializada, en particular de las vacunas de vanguardia de ARN mensajero como las que fabrican Pfizer y Moderna, podría tardar aún más. Además, la cuestión podría ser menos apremiante si los fabricantes de vacunas logran una producción suficiente que satisfaga la demanda internacional.
Para Biden, eso es irrelevante en gran medida, dijeron funcionarios de la Casa Blanca, porque la decisión es indicativa de la pretensión del presidente de hacer que Estados Unidos regrese a su posición de liderazgo post-Trump.
“Esta es una crisis sanitaria global, y las circunstancias extraordinarias de la pandemia de COVID-19 exigen medidas extraordinarias”, dijo el miércoles la representante comercial de EEUU, Katherine Tai.
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Perjuicio
Los fabricantes estadounidenses de vacunas advirtieron que la decisión del gobierno de Biden podría perjudicar el abasto global en el corto y mediano plazos.
El principal obstáculo para la fabricación de vacunas, dicen, continúan siendo los cuellos de botella en la producción y la escasez de los suministros especializados necesarios para elaborarlas, una dificultad que podría agudizarse si otros países los acaparan para hacer internamente sus dosis.