EU defiende «técnicas» interrogar prisioneros

EU defiende «técnicas» interrogar prisioneros

WASHINGTON (AFP).- Los «malos tratos» a prisioneros en Irak, Afganistán o Guantánamo (isla de Cuba), no pueden ser imputados a las técnicas de interrogatorio del ejército estadounidense, según un informe interno del Pentágono, que lamenta la débil reacción a los primeros abusos serios.

Los interrogatorios de prisioneros se hicieron violando las reglas y los primeros indicios de abusos serios no fueron elevados a los altos mandos, según un informe militar publicado este jueves, basado en 800 entrevistas.

«No hemos encontrado ninguna relación entre las técnicas de interrogatorio aprobadas y los malos tratos a los prisioneros», afirmó el inspector general vice almirante Albert Church.

El documento militar es considerado como uno de los más completos, e incluye 800 entrevistas y una impresionante documentación. Un resumen de 21 páginas fue dado a conocer el jueves al Comité de Servicios armados del Senado, y sus detalles fueron clasificados como secretos de defensa.

El documento refiere a 71 casos de malos tratos comprobados, que conciernen a 121 prisioneros. En seis de estos casos se produjo la muerte de los detenidos. Los datos incluyen información conocida a fines de septiembre, fecha en la que se continuaba la investigación de 130 casos suplementarios.

Ocho de los 71 casos de abusos tuvieron lugar en la base naval de Guantánamo (isla de Cuba) y son «relativamente menores en materia (de violencia) física». Tres casos conciernen a detenidos en Afganistán y los otros 60 en Irak, según el informe.

Hasta el momento, se iniciaron acciones disciplinarias contra 115 soldados responsables de malos tratos, sobre todo castigos administrativos pero también 36 inculpaciones ante cortes marciales.

El documento destaca que menos de un tercio de los casos de abusos comprobados están relacionados a interrogatorios, señalando que 24.000 interrogatorios se realizaron en Guantánamo a fines de septiembre y hubo sólo tres casos de abusos.

Muchos malos tratos tuvieron lugar durante la captura de los sospechosos, «cuando la tensión está en su punto máximo», agrega el texto.

El almirante Church destaca que «la gran mayoría de las personas detenidas por las fuerzas armadas estadounidenses fueron tratadas con humanidad».

Aunque también se lamentó de «la falta de oportunidades» para evitar el desgaste, mayormente, en los comandantes estadounidenses en Irak y Afganistán que no recibieron instrucciones más precisas sobre las técnicas de interrogatorio, en oposición a los de Guantánamo.

Church notó también «un fracaso al reaccionar a los signos anteriores que indicaban abusos serios». Sin entrar en detalles, el informe afirma que «estos signos existían, sobre todo bajo la forma de comunicaciones entre comandantes, que deberían haber conducido a la puesta en práctica de procedimientos puntuales y de consignas que buscaran evitar otros abusos».

«El desmoronamiento de la disciplina y el orden en algunas unidades explican algunos casos de malos tratos», aunque «nada en nuestro informe sugiere que el contexto caótico de abusos constatados en Abu Ghraib durante el otoño de 2003 se haya repetido en otra parte», agregó.

Algunos senadores lamentaron abiertamente la indulgencia del almirante Church para con la jerarquía militar.

El demócrata Jack Reed le reprochó haber concluido que «todo esto fue solamente un gran malentendido», acusándolo de «no haber investigado todos los hechos» y de haberse autocensurado en sus investigaciones.

Carl Levin, también demócrata, consideró que este noveno informe demuestra la incapacidad del Pentágono de analizar de forma satisfactoria las responsabilidades de la jerarquía, estimando que sólo una investigación independiente podría «evaluar de forma completa y exhaustiva las responsabilidades institucionales y personales».

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