LA PAZ (AFP).- El indígena Evo Morales, favorito para llegar a la presidencia de Bolivia, perfila un gobierno de izquierda que se aproxima a las tesis de la Cuba castrista y de la Venezuela chavista, lo que motiva la desconfianza de Estados Unidos, que ha estado próximo a los últimos quince gobiernos de La Paz.

Morales ha logrado poner de pie el primer proyecto de izquierda en la historia de 180 años de Bolivia, con firmes posibilidades de acceder al poder.

El líder cocalero galvaniza una izquierda indígena y campesina que aglutina masas de proletarios de origen indio, intelectuales mestizos y en el último tramo de la campaña, hasta empresarios que perciben el Movimiento Al Socialismo (MAS) como un factor irreversible.

Antiimperialista y antineoliberal furibundo, Morales sabe que, en caso de alcanzar el poder no podrá gobernar a espaldas de Washington que ha tutelado todas las administraciones bolivianas desde 1952, cuando un gobierno nacionalista asumió las riendas de esta nación de mayorías indígenas pobres.

El cocalero desde su posición de líder de los cultivadores del Chapare, donde se ha cultivado y se cultiva coca considerada ilegal, ha sostenido innumerables polémicas con Washington pero en las últimas semanas pareció matizar su discurso con relación a Washington.

“El diálogo siempre está abierto, pero necesitamos relaciones diplomáticas, no de sometimiento ni de subordinación”, dijo la semana pasada. En el cierre de su campaña el jueves en Cochabamba, uno de sus fuertes electorales, afirmó que un eventual gobierno suyo combatirá el narcotráfico, piedra angular de la relación bilateral. “Esperamos que el futuro gobierno (de Bolivia), sea cual sea, respete sus compromisos en la lucha contra la producción y el transporte de drogas ilícitas”, declaró en Washington el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Adam Ereli.

El acompañante de fórmula de Morales y candidato vicepresidencial Alvaro García apuesta a mantener la línea de cooperación con Washington, pero enfatiza que “ya no van a definir quién es el ministro ni qué ley se aplica en tal o cual lugar”.

“Somos muy agradecidos como país pequeño por la colaboración y queremos que se mantenga, pero bajo el principio fundamental irrenunciable de la soberanía”, afirmó García, un intelectual con pasado guerrillero.

Otro matiz de esa relación pasa por las inocultables simpatías entre el presidente Hugo Chávez, el líder cubano Fidel Castro y Evo Morales. Estados Unidos recela de la expansión de que la ideología chavista llegue a Bolivia.

Ante la posibilidad de que asuma el poder, Morales ha realizado también fuertes aproximaciones con Europa así como estrechado contactos con los poderosos vecinos de Brasil y Argentina.

“Hemos tenido contactos con toda la cooperación extranjera, incluyendo el Banco Mundial, el Fondo Monetario, que están en su etapa de mea culpa, porque fracasaron en la implementación de libre mercado ortodoxas que ha destruido nuestra economía”, admitió García, quien dice que la posibilidad de que Evo alcance la presidencia “despierta en Europa muchas simpatías”.

“He sido recibido por muchos presidentes, cancilleres y vicecancilleres de Europa y me han dicho que si el Evo gana las elecciones ‘vamos a doblar la ayuda para tu pueblo’”, contó el cocalero.

Es una manera de contrarrestar los dichos de su principal contendor, el ex presidente derechista Jorge Quiroga, quien advirtió que la llegada del indígena al poder equivale a un bloqueo internacional.

Morales también recibió adhesiones en la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El jefe militar de ese grupo, Antonio García, dijo en La Habana, donde se abrieron negociaciones exploratorias de paz con Bogotá, que “por supuesto que me gustaría que ganara. Le apostamos a Evo Morales”.