WASHINGTON (AFP).- Las abultadas ganancias ilícitas producto del tráfico de drogas alimentan el terrorismo y crimen internacional, advirtió Estados Unidos en un informe el viernes, expresando su particular preocupación por la grave situación en Afganistán, Colombia, Birmania y México.

   El departamento de Estado estadounidense señaló que el tráfico ilícito de drogas se convirtió en «una amenaza para la seguridad nacional y la estabilidad internacional».

   El cultivo de amapola en Afganistán, el mayor productor mundial de opio, se triplicó en 2004 mientras que Birmania no cumplió sus obligaciones internacionales en la lucha anti-droga, según el informe anual sobre Estrategia de control internacional de narcóticos.

   A nivel mundial, el departamento indicó que las ganancias ilícitas que genera el tráfico de drogas son tan abultadas «que es probable que la mayoría de las empresas internacionales criminales dependan hasta cierto punto del dinero de la droga para financiar una parte de sus operaciones».

   Asimismo, advierte que las drogas están «inexorablemente ligadas al crimen transnacional organizado y a muchas organizaciones terroristas» y añade que los miles de millones que genera el tráfico ilegal pagan «una parte considerable de la actividad criminal internacional».

   Las organizaciones de tráfico de drogas en países tan distantes como Afganistán, Colombia, Birmania y México «envenenan las sociedades, fomentan la corrupción y financian el terrorismo y el crimen internacional».

   En tanto, el informe indica que en 2004 a pesar de los significativos recortes que hubo en el cultivo de drogas en el hemisferio occidental, advierte que la escalada de cultivo de amapola en Afganistán, presenta una «enorme amenaza para la estabilidad mundial».

   En cambio, en Colombia, el principal proveedor de cocaína de Estados Unidos, el cultivo de coca fue frenado gracias al programa conjunto de erradicación de cultivos de Washington y Bogotá, dijo el departamento.

   Más del 90% de la producción mundial estimada se concentra en Afganistán y Birmania, según el informe.