EU pierde credibilidad en Medio Oriente

EU pierde credibilidad en Medio Oriente

WASHINGTON (AFP).- La pérdida de credibilidad que experimenta Estados Unidos en los países de Medio Oriente alcanza un grado alarmante y podría tener consecuencias negativas duraderas, advierten expertos estadounidenses.

El caso de las torturas a prisioneros iraquíes agravó seriamente esa percepción, que se basa también en un resentimiento profundo contra la potencia estadounidense, alimentado en parte por la posición de Washington ante el conflicto israelo-palestino.

«Para mucha gente en la región, este caso valida todas las críticas a Estados Unidos, y refuerza considerablemente la posición de los extremistas islámicos, de los insurgentes chiítas o sunitas, así como de los medios e intelectuales» anti-estadounidenses, estimó Anthony Cordesman, del Center for Strategic and International Studies (CSIS).

En un estudio difundido esta semana, este respetado experto en asuntos internacionales critica abiertamente a la administración de George W. Bush por su incapacidad para evaluar el alcance de ese desprestigio.

«Los altos funcionarios estadounidenses ignoran el hecho de que casi un tercio de los sunitas y dos tercios de los chiítas apoyan la violencia contra la coalición, y quieren que sus fuerzas partan inmediatamente de Irak», declaró.

Las fuerzas estadounidenses realizaron un sondeo en Irak y llegaron a la conclusión de que 80% de los iraquíes desconfía de los ocupantes y 82% desaprueba la presencia de Estados Unidos y sus colaboradores en su país, en un estudio realizado antes de que estallara el escándalo de las torturas a prisioneros, informó The Washington Post este jueves.

El estudio se hizo a residentes de Irak a fines de marzo y principios de abril, es decir antes de que se enteraran de las torturas a prisioneros iraquíes por parte de soldados estadounidenses, por lo que los resultados de hoy día podrían ser aún peores.

Cordesman advirtió que los miembros de la administración «no perciben en qué medida el hecho de que sean vistos como posicionándose en favor del primer ministro israelí Ariel Sharon les aliena de los iraquíes y de los árabes en general. No admiten el fracaso casi total de las campañas informativas estadounidenses» destinadas a ganar la batalla por la opinión pública de esta parte del mundo.

Un estudio publicado en marzo por el instituto de estudios de opinión Pew, mostraba ya que gran parte del mundo musulmán permanecía insensible a los argumentos estadounidenses usados para justificar la guerra.

Según ese sondeo, 46% de las personas interrogadas en Pakistán, 66% en Marruecos y 70% en Jordania estiman «justificables» los «atentados-suicida contra los estadounidenses y otros occidentales» que se encuentran en Irak.

Bush y numerosos dirigentes estadounidenses presentaron disculpas por los abusos cometidos en la prisión de Abu Ghraib y prometieron realizar una profunda investigación para castigar a los culpables.

El secretario de Estado Colin Powell reconoció que este caso era «muy destructivo» y constituía un «desastre» para los esfuerzos estadounidenses en el exterior y particularmente en Medio Oriente.

Powell expresó sin embargo su deseo de que la vasta campaña de disculpas públicas y explicaciones de los objetivos estadounidenses en Irak emprendida por Washington permita restaurar la imagen de Estados Unidos en el mundo.

Pero según Shibley Telhami, especialista en Medio Oriente de la universidad de Maryland y del instituto Brookings de Washington, las imágenes de malos tratos y torturas en Abu Ghraib «dejarán rastros que trascenderán la crisis actual» y podrían desacreditar en bloque las promesas estadounidenses de actuar en favor de la democracia y por las reformas en esta parte del mundo.

«Muchos en la región saben que la tortura es aplicada en su propio país. Pero esas imágenes refuerzan sus temores más profundos: la ocupación de un país árabe por un país cuya credibilidad ya se derrumbó en su opinión», escribió en un artículo publicado en el cotidiano The Baltimore Sun.

«Las desagradables fotos de Abu Ghraib no son la causa de ese derrumbamiento, pero lo refuerzan (…) La credibilidad de la administración en la región ya estaba en su nivel más bajo cuando aparecieron esas imágenes en todas las pantallas», subrayó.

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