PUERTO PRÍNCIPE.- Estados Unidos reclamó que depongan y entreguen las armas los partidarios del derrocado presidente Jean Bertrand Aristide, conocidos como los chimeres (quimeras), y los insurgentes, a la vez que descartó que los matones armados puedan desempeñar algún papel político en el futuro haitiano.
«Todos los grupos ilegales y armados deben deponer las armas (…) los rebeldes se deben desmovilizar y regresar a sus casas», señaló el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.
El portavoz agregó que «los rebeldes no tienen ningún papel en el proceso político en curso» tras la salida de Aristide.
«Un proceso ordenado y constitucional está en curso» para asegurar la transición política en Haití, agregó Boucher.
Boucher afirmó que Washington se mantenía a favor de las discusiones con la oposición democrática haitiana pero no con «los rebeldes, los grupos armados, los restos del antiguo ejército, los escuadrones de la muerte».
[b]SI Y NO[/b]
Pero, Guy Philippe, uno de los líderes de la insurgencia que derrocó a Aristide, dio declaraciones contradictorias, porque ha prometido deponer las armas, mientras por otro lado se declaró jefe de las nuevas fuerzas armadas haitianas y dio un ultimátum a los grupos partidarios de Aristide.
Philipe declaró que pronto comenzará a discutir el desarme de sus fuerzas con el presidente interino, Alexandre, pero subrayó que para ello las autoridades deben garantizar la seguridad en el país.
«Pronto sostendremos discusiones con el presidente para deponer las armas», dijo Philippe a los periodistas, añadiendo no obstante que «el presidente debe garantizar la seguridad» del pueblo haitiano.
Philippe también dio un ultimátum a los «chimeres» (quimeras), los partidarios del ex presidente Aristide, para que depusieran las armas ayer antes de las cuatro de la tarde de ayer.
Si los «chimeres» aceptan el ultimátum, «no les haremos nada, pero después, los vamos a cazar», declaró Philippe.
Sin embargo, Philipe también dijo que no tiene intención de deponer las armas «pese a las presiones internacionales».
Los insurgentes armados habían planteado ayer también en Puerto Príncipe que iban a detener al primer ministro Yvon Neptune, que asumió el puesto después del exilio del ex presidente Aristide.
[b]AUTORITARIO[/b]
Por su parte, en Washington el secretario de Estado adjunto para América Latina, Roger Noriega, estimó que el ex presidente Aristide, fue «víctima de su propio gobierno autoritario».
«Tras años de gobernar antidemocráticamente, el presidente Aristide se convirtió en la víctima de su propio gobierno autoritario y represivo», afirmó Noriega ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, al defender el proyecto de presupuesto para la región del año fiscal 2005, que comienza el primero de octubre.
El funcionario volvió a rechazar que Aristide fuera obligado a renunciar por militares estadounidense, como el ex presidente denunció tras su partida.
En 1994, durante el gobierno de Bill Clinton, Estados Unidos intervino en Haití con más de 20,000 hombres para restablecer en el gobierno a Aristide, que había sido derrocado en ese entonces por un golpe militar.
[b]DETENER AL PREMIER[/b]
Uno de sus allegados, Paul Arcelin, declaró que los insurgentes tenían planeado detener al primer ministro de Aristide, Yvon Neptune, aún en Puerto Príncipe, con la intención de juzgarlo.
«Vamos a detenerlo», dijo ante la muchedumbre desde el balcón de lo que fue un cuartel general del disuelto Ejército haitiano.
Poco después, un grupo de marines estadounidense llegó en seis vehículos a la residencia del primer ministro y reemplazó allí a la seguridad haitiana.
Militares estadounidenses, armados con misiles tierra-tierra, ocuparon ayer el puerto de la capital haitiana para detener los saqueos en ese lugar estratégico, que hasta ahora era un bastión de los ‘quimeras’.
Más de 300 marines desembarcaron en Puerto Príncipe desde el domingo a la noche, junto a una avanzada de 350 efectivos franceses y canadienses de una fuerza multinacional con mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Chile anunció el lunes el envío en las siguientes 48 horas de 120 soldados y de otro centenar más adelante, en tanto Brasil indicó el martes que enviará efectivos «en dos o tres meses».
[b]TOMARÁ MESES[/b]
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, estimó que la estabilización de Haití podría tomar años y que esperaba que la comunidad internacional tuviera la paciencia de permanecer allí.
«Debemos trabajar junto a ellos (los haitianos) para estabilizar al país y mantener ese esfuerzo. Ello podrá tomar años y espero que tengamos la paciencia necesaria», declaró Annan.
[b]NO CONTROLA[/b]
En tanto Noriego, dijo en Washington que Philippe «no está en control de nada salvo de una pandilla de gente desorganizada».
El papel de Philippe será «menos y menos central en la vida haitiana» a medida que aumente la presencia internacional, afirmó Noriega ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense.
[b]EXILIO[/b]
En tanto el gobierno sudafricano señaló que la eventual decisión de darle asilo a Aristide en ese país, podría «llevar un poco de tiempo».
Aristide está desde el domingo en República Centroafricana y desde allí denunció que fue víctima de un golpe de Estado y de un «secuestro moderno» que lo forzó al exilio y señaló directamente a Estados Unidos, lo que Washington descartó.
El martes, la portavoz de la ONU en Ginebra, Marie Heuze consideró «muy claro» que Aristide debía renunciar y que no fue forzado al exilio.
[b]QUIERE VOLVER[/b]
En tanto el ex dictador haitiano Jean Claude Duvalier, llamado Baby Doc, manifestó su voluntad de regresar a Haití luego de 17 años de exilio en Francia. «Es mi país (…) estoy listo para ponerme a disposición del pueblo haitiano», dijo a la cadena de televisión estadounidense WFOR-CBS4.
[b]MATONES NO[/b]
«Hay matones armados y delincuentes. Ellos no tienen ningún lugar en el gobierno», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.
«Está la oposición democrática pacífica, el gobierno interino de Haití y están los integrantes de la sociedad civil que quieren ayudar a avanzar un proceso democrático y constitucional, y con ésos trabajamos, junto con nuestros socios internacionales», añadió.
McClellan no quiso decir si apoya o no la reconstitución del ejército haitiano.
[b]SUSTITUIRÁN A NEPTUNE[/b]
El embajador estadounidense en Haití, James Foley, se reunió ayer con el primer ministro, Neptune, quien será reemplazado «en los próximos días», por una figura elegida por todas las fuerzas en Haití y diplomáticos para integrar un gobierno de unidad un plan, inicialmente diseñado por la Comunidad Caribeña (CARICOM).
En el gobierno de unidad también participarán los rebeldes, que se levantaron en armas el 5 de febrero, aunque entre ellos hay ex miembros del ejército y paramilitares acusados de violaciones de derechos humanos durante regímenes previos.
No obstante, para Estados Unidos y sus aliados será difícil encontrar entre el bando de rebeldes a líderes cuyas manos no estén manchadas de sangre inocente y que puedan formar parte del gobierno interino.
Estados Unidos pretende establecer, junto a sus aliados, un gobierno de unidad nacional compuesto por representantes de todos los partidos políticos, incluyendo el «Lavalas» de Aristide, así como de las iglesias y la asociaciones civiles.
[b]SEÑALADOS[/b]
La organización no gubernamental Human Rights Watch ha calificado de «dudoso» el historial de respeto a los derechos humanos de Philippe, un ex jefe de policía en el distrito de Delmas, donde sus agentes presuntamente ejecutaron extrajudicialmente a sospechosos de pertenecer a mafias.
Con él llegó a Puerto Príncipe su lugarteniente Louis-Jodel Chamblain, condenado a cadena perpetua por la muerte en 1993 del activista prodemocracia Anointe Izméry, y por su participación un año después en la masacre de Raboteau, donde las fuerzas armadas asesinaron a entre 20 y 50 personas.
Otro de los jefes de los rebeldes es Jean-Pierre Baptiste, alias «Jean Tatoune», un líder dentro de la organización paramilitar formada por el régimen militar que derrocó a Aristide en un golpe de estado en 1991, también fue condenado a cadena perpetua por la masacre de Raboteau.
[b]TEMEN ÉXODO[/b]
La situación en Haití hace temer a Estados Unidos un nuevo éxodo masivo hacia territorio norteamericano y por ello Washington comenzó a coordinar esfuerzos para impedir que se produzca una situación similar a la registrada entre 1991 y 1994.
La resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que estableció la fuerza internacional para Haití afirmó que «se cobrará responsabilidad individual (por los delitos) y no habrá impunidad».