El Tesoro de EE.UU. lanzó ayer su medida más agresiva para sanear la banca y restaurar el flujo en el mercado de crédito al anunciar que comprará, junto a inversores privados, activos «tóxicos» por un importe de hasta un billón de dólares. La medida, largamente esperada por los inversores, fue recibida con entusiasmo por las bolsas y especialmente por Wall Street que, a media mañana, subía casi un 4% impulsada por las acciones de los bancos.  También era ampliamente esperada por los expertos.

Washington.  Agencias. La Reserva Federal estadounidense y el departamento del Tesoro anunciaron ayer  que el Congreso debería definir el marco gubernamental que permita evitar la quiebra de instituciones financieras consideradas demasiado grandes para caer en bancarrota.

«El Tesoro y la Reserva Federal continúan plenamente comprometidas en la prevención de una quiebra desordenada de instituciones financieras cruciales para el sistema», subrayaron en un comunicado conjunto.

«Para reducir el riesgo de futuras crisis, el Tesoro y la Reserva Federal trabajarán con el Congreso para desarrollar un modelo que permita al gobierno estadounidense enfrentar efectivamente en una etapa temprana la potencial quiebra de una institución financiera crucial para el sistema», dijo.

La reglamentación deberá detallar tan precisamente como sea posible el papel del banco central y de otras agencias gubernamentales para prevenir tales quiebras, agrega el documento.

Admite riegos

El secretario del Tesoro estadounidense Timothy Geithner reconoció ayer que el Estado tomaba «riesgos» con su plan de adquisición de activos invendibles de los bancos por US$500.000 millones, mientras que el presidente Barack Obama lo consideró crucial para reactivar el crédito.  «No hay duda de que el Estado está tomando riesgos», dijo Geithner. «No se puede resolver una crisis financiera sin que el Estado asuma riesgos», expreso.

El Tesoro reveló ayer las modalidades de su plan de compra de activos tóxicos, que prevé la creación de dos mecanismos asociando a inversores privados, uno para préstamos y otro para títulos adosados a activos inmobiliarios a riesgo.

El presidente Barack Obama se declaró «muy confiado» en el nuevo plan, considerándolo «absolutamente crítico para lograr que el crédito fluya otra vez».

«No sucederá de la noche a la mañana, todavía hay mucha fragilidad en los sistemas financieros pero creo que estamos avanzando en la dirección correcta», agregó.

Obama afirmó que asistirá a la cumbre del G20 en Londres para asegurarse que las medidas tomadas por el gobierno estadounidense ante la crisis «tengan efectivamente su correspondiente en los otros países». El secretario del Tesoro Tim Geithner acompañará al mandatario en la cumbre.

Como lo había anunciado en febrero, el Tesoro espera dedicar en un primer momento de 75.000 a 100.000 millones de fondos públicos para movilizar con el sector privado hasta US$500.000 millones»en poder adquisitivo para comprar los activos heredados» de la última burbuja inmobiliaria. La Comisión Federal de Seguros de Depósitos Bancarios (FDIC), reguladora del sistema bancario, asesorará a los bancos que quieran deshacerse de sus deudas de riesgo y brindará una garantía así como una ayuda al financiamiento a los inversores que quieran adquirirlas. Los préstamos en cuestión serán luego vendidos por un sistema de subastas.

Activos “tóxicos”

El Tesoro de EE.UU. lanzó ayer su medida más agresiva para sanear la banca y restaurar el flujo en el mercado de crédito al anunciar que comprará, junto a inversores privados, activos “tóxicos” por un importe de hasta un billón de dólares. La medida, largamente esperada por los inversores, fue recibida con entusiasmo por las bolsas y especialmente por Wall Street que, a media mañana, subía casi un 4% impulsada por las acciones de los bancos.

Desde hace semanas, los expertos reprochaban al Gobierno de Barack Obama haberse distraído con otros planes y no haber actuado con contundencia en el epicentro de la crisis económica, como es la mala salud del sistema bancario.