Euclides bosqueja nexos RD-Haití

Euclides bosqueja nexos RD-Haití

UBI RIVAS
Euclides Gutiérrez Félix, además de un político superhistórico que ha presenciado o de cualquier manera, actuado como figura de primer orden en la «mesa principal» de acontecimientos variopintos y envarados a partir de las postrimerías de la tenebrosa Era de Trujillo, también es, en lo más íntimo y placentero de su animus, un profesor, un comunicador, sui generis.

Ora de política, primero nutrido en las vivencias a la vera del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, cuando al final de esa etapa de «hierro y fuego» como reitera Euclides que fue esa etapa lóbrega de nuestro avatar histórico, pero en la que también se incubó y delineó el Estado moderno dominicano, sus instituciones, etapa industrial, sobre todo el azúcar.

Ora militando temprano en el PRD original, junto a su máximo y amado líder, profesor Juan Bosch, a quien Euclides siempre reitera como «maestro de América»; ora en sus devaneos inquietos e izquierdosos actuando en la Tricontinental de La Habana; ora fungiendo de subsecretario de Interior en el gobierno en armas del coronel Francis Caamaño.

Ora a pie juntillas con Bosch cuando el líder blanco trocó el color original de su parcela por el morado en 1973 fundando el Partido de la Liberación Dominicana, porque el oxígeno en el PRD no alcanzaba para el preclaro autor de De Cristóbal Colón a Fidel Castro, con el líder de los blancos y los negros, el inolvidable José Francisco Peña Gómez.

Es decir que con Euclides asociamos una especie de políticos medulares que como ciertas especies de la vida animal y vegetal, pero principalmente humana, advertimos se encuentran en el dilema biológico terrible de la extinción y sus procesos y vías condignas.

Haití y RD, Un origen y dos destinos, es la más reciente cosecha editorial de Euclides, glosada en 382 páginas, dividida en dos capítulos, pasado y presente de nuestro turbulento y accidentadísimo acontecer político y republicano.

Euclides glosa y plasma 59 artículos seleccionados, señaladísimos, sobre los temas troncales de la historia que conformaron los nacimientos de los dos estados que comparten la antigua isla Hispaniola, y explica con su metodología didáctica, porque eso es lo que resulta ser esta obra valiosa, didáctica, de texto, con sus dotes de profesor, de comunicador sui generis, faculto, docto, fácil de entender.

Relata la estrategia desplegada por el capitán español Antonio Miniel al emboscar con 600 lanceros acostarse boca abajo ante una coaza de fusileros y cuando los franceses creyeron que esa era la única respuesta de fuego, detrás irrumpieron como una tromba disciplinada los lanceros expertos en cazar toros montaraces.

Fue la batalla de la Sabana Real de Limonade, 21 de enero de 1691.

Euclides explica los pormenores de esa epopeya donde pereció el gobernador de la parte Oeste de La Hispaniola, el terrible Cussy Tarín, que un año antes, proviniendo de Puerto Plata, atacó y redujo a cenizas al Primer Santiago de América.

También reseña con precisión de alta cirugía histórica los traumáticos tratados de Ryswick, septiembre 1697, entre España y Francia y mediante el cual concluyen las guerras entre ambos y España cede a Francia la parte Oeste, aprovechando la segunda la ocupación luego de las devastaciones improcedentes ordenadas por el gobernador Antonio María de Osorio.

Aranjuez, del 3 de junio de 1777, que delimita por primera vez la frontera RD- Haití y asegura a Francia la posesión de toda la Hispaniola mediante el tratado de Basilea, del 22 de julio de 1795, firmado por el marqués de Ossún por Francia y por España el conde de Floridablanca, conde Madrid reconoce a París la ocupación de la parte Este de La Hispaniola.

Fue la motivación original que esgrimiera en 1801 el líder negro Toussaint L’Overture para proclamar la indivisibilidad de La Hispaniola, que repercutiera luego en 22 años de dominio (1922-1844) de Haití sobre RD y 12 años de guerras (1844-1856) en cuatro campañas de guerras asoladoras, en que tropas criollas pésimamente equipadas, prácticamente con cargas de machete, descalzos la mayoría, con soletas los menos, derrotan en diferentes frentes 19 de marzo 1844; 30 de marzo 1844, Santomé 1855, Sabana Larga 1856, a las tropas haitianas que a su vez derrotaron a las tropas napoleónicas en la batalla de Verterres en enero 1 de 1804, en las inmediaciones de Cabo Haitiano.

Euclides es no solamente preciso, intuitivo y visionario, sino acertadamente sensato, cuando de 59 temas seleccionados en su obra didáctica, asigna 36 al problema que confrontamos desde siempre con Haití, nuestros inseparables y tormentosos vecinos, que siempre se han salido con las suyas con nosotros, hasta el presente, cuando con una invasión silenciosa, nos tienen infiltrados, como una peligrosa y explosiva quinta columna, a unos dos millones de sus nacionales residiendo en forma ilegal en nuestros país, en franca violación a la ley 284-05 que regula la política migratoria del Estado dominicano, y que ni el PRD primero, que la promulgó, ni el PLD hoy, aplican ni cumplen nadita.

Refiere el autor cómo el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo manejó a los gobernantes aquende al Masacre, el Lago del Fondo, Jimaní, Dajabón, Restauración, Guayajayuco, Río Limpio, Villa Anacaona, es decir, la porosa frontera de 286 kilómetros que nos señala es una línea divisoria imaginaria violada a diario miles de veces de allá para acá, sin mayores consecuencias, no importan los aguajes del recién creado CESFRONT. Todo sigue como siempre, porque poderoso caballero Don Dinero dicta reglas superiores a las órdenes militares.

La guerra de abril de 1965 no escapa al escalpelo filoso de Euclides, en una versión prístina, veraz, cruda, en esta obra didáctica, repito, con un prólogo antológico de Manuel Núñez y el cuido y aporte gráfico del laborioso Cándido Gerón y también los archivos de Ramón Blanco Fernández. Exquisita.

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