Euclides Gutiérrez critica “robo” fortuna de Trujillo; Lo llama asesino político, pero defiende papel histórico

Euclides Gutiérrez critica “robo” fortuna de Trujillo; Lo llama asesino político, pero defiende papel histórico

El dictador Rafael L. Trujillo se constituyó en tema predominante en el Encuentro Histórico de San Cristóbal, que cada año se celebra en el foro Pedro Mir, de Librería Cuesta, originando comentarios de distintos matices de los cuatro expositores y concitando la atención del centenar de nativos de esa ciudad que asistió al evento.
Julio Maríñez, José Pimentel Muñoz, Temístocles Montás y Euclides Gutiérrez Félix cautivaron a la audiencia con una serie de historias, recuerdos y anécdotas de la comunidad sureña, todas registradas décadas atrás.
Maríñez, Pimentel Muñoz y Montás tocaron de refilón a Trujillo en exposiciones cortas, pero Gutiérrez Félix lo hizo de lleno en una perorata que le tomó hora y media y en la cual vertió interesantes y variados apuntes sobre el hombre que gobernó con mano dura durante 31 años la República Dominicana.
Los maestros de ceremonia, Ramón Puello Báez y Nelson Medina, ponderaron las características culturales y sociales del evento, que se efectuó por décima ocasión y el mentor y organizador –periodista Pimentel Muñoz- resaltó que en el mismo, efectuado tres veces en San Cristóbal y siete en Santo Domingo, “han expuesto las mentes más lúcidas del antiguo San Cristóbal”.
Gutiérrez Félix consideró fuera de toda duda que el abuelo de Trujillo fue José Trujillo Monagas, quien durante el período de la anexión a España estuvo en el país como miembro de las fuerzas de ocupación y que en Las Matas de Farfán conoció y procreó un hijo (a quien luego reconoció y fue José Trujillo Valdez) con la mulata dominicana Silveria Valdez. Al concluir su misión aquí, Trujillo Monagas fue a La Habana y prestó servicios durante veintitrés años en la Policía Colonial, de la que llegó a ser subjefe y jefe. Allí escribió el libro Los criminales de Cuba.
Más adelante el charlista reafirmó el concepto de que el apodo de Trujillo desde niño fue Chapa, el cual le puso su abuela Silveria Valdez “porque cuando nació era tan colorao que parecía una chapa de oro”. Negó que el apodo surgiera porque se robaba las cosas cuando fue monaguillo, como han señalado algunas versiones.
Los bienes de Trujillo. Tras criticar esas versiones, dijo enfáticamente que “alrededor de este personaje histórico, a quien yo conocí y con quien hablé varias veces, lo que se ha tejido es una leyenda para poder justificar y esconder la dilapidación de la inmensa fortuna que amasó de más de 300 millones de dólares de la época y que formó sobre la base del trabajo del pueblo dominicano”.
Esa fortuna, consideró, “se la robaron; no ha servido para nada en beneficio del pueblo dominicano”.
A su juicio, “la fortuna que Trujillo dejó era para que este fuera uno de los países más prósperos del mundo en aquel momento”. Y agregó: “eso era lo que quería hacer Juan Bosch, que era un genio político, un maestro político de primera categoría, y que se sentía orgulloso cuando ganó las elecciones en 1962 de tener la oportunidad de dirigir a un pueblo con una reserva de una riqueza tan grande, para alfabetizarlo, construir escuelas, hospitales, desarrollarlos. Pero se robaron la fortuna de Trujillo y entonces quieren convertir a todo el mundo en cómplice para que no hablen de esas cosas”.
Al llegar a este punto, Gutiérrez Félix advirtió: “pero yo hablo; cada vez que tenga la oportunidad de hacerlo hablo, no para defender a Trujillo sino para que el pueblo sepa que lo han engañado y se robaron la fortuna que hizo el pueblo dominicano bajo la jefatura de Trujillo, que era un asesino político, intolerante, agresivo, pero que su papel histórico fue incorporar este país al siglo XX, fundamentalmente”.
El conferencista arrancó risas de la concurrencia cuando narró la forma en que Trujillo, siendo subjefe de la Policía, ascendió dos veces el mismo día a su padre, Euclides Gutiérrez Abreu, quien era raso de esa institución. Explicó que siendo Gutiérrez Abreu “ordenanza” (mensajero interno) del comandante de compañía Frank Féliz Miranda, este lo presentó en horas de la mañana al teniente coronel Trujillo y le solicitó su ascenso a cabo. Trujillo le autorizó inmediatamente a ponerse las rayas de cabo. En la tarde, cuando Gutiérrez Abreu se dirigía presuroso al Instituto Duployé, donde estudiaba, Trujillo lo vio desde su automóvil en los alrededores del parque Colón, lo llamó al vehículo y le dijo: “usted está ascendido a sargento”.

Arturo Industrioso. Una de las anécdotas más coloridas narradas por el abogado, dirigente político y funcionario gubernamental se relaciona con el periodista Arturo Industrioso, del diario El Caribe y un incidente con Trujillo, ejerciendo este plenamente el poder después de haber pasado la inauguración de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre de 1955.
Contó que siendo él (Gutiérrez Félix) reportero del diario vespertino La Nación, recibió del director de ese medio, el español Manuel Valdeperez, la encomienda de cubrir la presentación de las bailarinas del cabaret Lido, de París, en el Teatro Agua y Luz, de Santo Domingo.
Aunque trató de rehuir la asignación diciendo al director que no le gustaba ese tipo de actividades, tuvo que acatar la orden porque Valdeperez le dijo: “oye, el jefe me dijo a mi que los periodistas dominicanos lo tienen loco pidiéndole, que son unos peseteros, que desde que llega comienzan a decirle ‘Jefe yo necesito, yo quiero…’ Entonces, como tú no vas a pedir y además eres familia de ellos, ve a cubrir esa actividad”.
Cuando llegó al Agua y Luz se encontró con el periodista Industrioso, del diario El Caribe, con quien se puso a conversar. Al poco rato llegó Trujillo con su esposa, María Martínez; sus hijos Angelita y Ramfis y su hermano Héctor B. Trujillo Molina. Estaban también Tantana Ricart y Alma McLaughlin Simó, esposas de Ramfis y Héctor B. Trujillo.
En torno al incidente, Gutiérrez Félix contó: “Cuando se apeó del carro, teniendo Trujillo puestos los espejuelos oscuros, de noche y vestido de smoking, Arturo me dijo: está de mal humor. Y en la forma en que tomó a la esposa por el brazo para entrar, me di cuenta que ciertamente estaba de mal humor. Entonces Arturo se le acercó y dirigiéndose a Angelita, que era una mujer joven, muy bella, le dijo: ‘majestad, tiene algo que informar a la prensa’. Majestad porque ella era la reina de la feria.
“Trujillo reaccionó airado y con su bastón le dio a Industrioso por las piernas, debajo de las rodillas, diciendo: ‘mire carajo, quítese de ahí, que por eso es que están diciendo que yo me voy a coronar emperador de la isla. Qué es eso de majestad. Esa pendejada pasó ya.
“Ramfis lo único que hizo fue que se volteó y dijo: ‘uf, la marea está crecida’. Y de inmediato Negro Trujillo se metió al ascensor y le dijo al ascensorista: rápido, rápido. Trujillo y sus acompañantes entraron al aparato y subieron hacia el palco.
“Era el ballet del Lido de París. Veinticuatro mujeres bellísimas. Cuando salieron esas mujeres al escenario, desnudas de la cintura para arriba, se dio una regada ese hombre y dijo que eso no se podía permitir, que este país no estaba preparado para ver mujeres desnudas bailando.

“El hijo trató de intervenir y él le decía: ‘cállese. Hay que arreglar eso’. Hubo que apagar las luces, llamar las bailarinas y ponerle una cosa en los senos para que volvieran a bailar. Ese era Trujillo”.
Para coronar su exposición, Gutiérrez Félix reveló que una noche en La Habana conversó desde las 9:00 de la noche hasta las 6:00 de la mañana con Fidel Castro, quien lo cuestionó sobre las características de diferentes personajes dominicanos, incluyendo Trujillo.
Destacó que respecto a Trujillo dijo al líder cubano: “No le voy a decir que era bueno ni que era malo. Ni le voy a decir mentiras. No conozco en la historia del Caribe que haya un hombre con las condiciones políticas de Trujillo para ser jefe de Gobierno”.

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