Los padres procreamos a los hijos, los educamos, les inculcamos valores correctos para conducirse en la sociedad, los protegemos, y finalmente nos solidarizamos con sus parejas cuando se nos van de casa para formar familias, pero no somos responsables de sus inconductas, como viceversa, sí mucho de sus logros positivos, cada quien diseña su trayecto de conducta, y en consecuencia, es responsable de sus derivaciones, pero no se clonan.
La conducta en la sociedad de un padre, en la mayoría de los casos, es un reflejo en la actitud de los hijos para con la sociedad, conforme al estilo de vida que observaron en el hogar, porque en psicología elemental, cuando llegamos a la mayoría de edad, somos en gran medida todo cuando vimos en nuestro hogar original, bueno o malo.
La reflexión un tanto filosófica, consecuencia de la experiencia vital, que es la madre de la sabiduría, viene a colación por los casos de Euclides Gutiérrez, historiador, articulista, hombre de íntima confianza por 30 años del presidente Juan Bosch, persona de intachable proceder público y privado, y la aspirante al poder político en Perú, Keiko Fujimori, muy probable presidenta de su país, conforme a sondeos que la puntean preferida.
Concerniente a Euclides, su angustia como padre porque su hijo Pedro José Gutiérrez Nova es acusado de orillar algunas leyes, y dispuesta en su contra una coerción de un año, por una presunta inconducta que no vio en su hogar paterno.
Alusivo a Keiko Fujimori, su padre el ex presidente Alberto Fujimori (l990-2000), condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y corrupción, sin considerar a su favor que eliminó a Sendero Luminoso y apresó a Abimael Guzmán, y que no involucran a su hija.