Eugenio María de Hostos en Santo Domingo

Eugenio María de Hostos en Santo Domingo

– I de III –

En esta primera entrega vamos a referirnos a las labores docentes desarrolladas aquí por el maestro y patriota puertorriqueño Eugenio María de Hostos. Comenzaremos por preguntarnos ¿cómo el Sistema Dominicano de Instrucción Pública pudo sobrevivir a los efectos de un conflicto bélico de la envergadura de la Guerra de la Restauración que había dejado el país  devastado y en manos de caciques regionales? Esto fue posible gracias al desempeño y conducta cívica de maestros dominicanos y extranjeros, entre los cuales cabe mencionarse a los nacionales Benigno Filomeno Rojas, José Gabriel García, Fernando Arturo de Meriño, Francisco Javier Billini, y  a los venidos de otras tierras Antonio Du Quesnay, Monseñor Roque Cochía, Ramón Baldomero Castro y Eugenio María de Hostos, entre otros. Todos ellos contribuyeron al milagro de la sobrevivencia y afianzamiento de un sistema de enseñanza pública en un país como la República Dominicana con una economía arruinada por las guerras y por las frecuentes y aberrantes intervenciones públicas de generales de la manigua. 

Con la finalidad de reunirse con grupos cubanos y puertorriqueños exiliados, Eugenio María de Hostos arribó a Puerto Plata a bordo del vapor de bandera norteamericana Tybee el 30 de mayo de 1875. Era la primera vez que el patriota y maestro puertorriqueño visitaba el país. Diez meses después de su llegada, Hostos fundó aquí la sociedad “La Educadora”  con el fin de difundir la enseñanza de las ciencias sociales. Se involucraron en ese primer proyecto educativo del insigne puertorriqueño el general Gregorio Luperón, Federico García Godoy, Fernández de Arcila y otros distinguidos ciudadanos. Motivado por acontecimientos acaecidos en su patria puertorriqueña, Hostos se marchó  del país en abril de 1876. Regresó tres años después con el firme propósito de dedicarse a tiempo completo a labores de enseñanza. En 1880, Hostos fundó la Escuela Normal, el primer establecimiento docente del país dedicado única y exclusivamente a la formación de profesores. Desafortunadamente, sólo dos – Evaristo Mejía y Lucas T. Gibbes – de sus alumnos se dedicaron por entero al magisterio; los demás, optaron por abandonar las aulas para incursionar en política.

Eugenio María de Hostos abogaba por la implantación de un sistema de enseñanza fundamentado en la razón. Postulaba una educación laica, y se manifestaba radicalmente opuesto a la tutela de la Iglesia católica sobre el sistema dominicano de instrucción pública. La enseñanza de Hostos era la cara opuesta al dogma católico. Por ello, sus labores educativas se vieron, en ocasiones, obstaculizadas por los sectores tradicionalistas de la sociedad dominicana de entonces. Y, en ocasiones, dieron lugar a intercambios verbales subidos de tono entre el Arzobispo Fernando Arturo Meriño y Eugenio María de Hostos; también, entre este último  y el padre Billini.

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