¡Eureka, otro triunfo! pero cuidado con el triunfalismo…

¡Eureka, otro triunfo! pero cuidado con el triunfalismo…

El pasado día 8 de mayo, el Partido Revolucionario Dominicano logró  otro triunfo contundente en su ruta hacia la renovación y la conquista del poder político: la celebración de la Asamblea de Delegados que consagró a Hipólito Mejía como candidato a la Presidencia de la República de todos los perredeístas.

Se trató de un tercer gran evento democrático y  de racionalidad institucional que completa lo logrado tras el  primer Congreso José Francisco Peña Gómez del 10 de octubre del 2010 y las elecciones primarias presidenciales del 6 de marzo del 2011 que marcaron el rumbo: en un acto multitudinario caracterizado por el orden y el espíritu de solidaridad partidario que fortalece el desarrollo institucional del partido que da inicio a las actividades de precampaña con vistas de las elecciones del 2012. En el curso de ese evento, el presidente del partido, Miguel Vargas Maldonado, no solo presidió la proclamación de Hipólito Mejía, sino que en una acción que lo enaltece propuso y fue aprobado con entusiasmo por los delegados, la eliminación  de las sanciones partidarias, incluyendo las del compañero Emmanuel Esquea Guerrero, ex presidente de la Comisión Organizadora Nacional de la pasada convención, con lo que demostró su disposición de seguir trillando el camino de la renovación partidaria.

La parte principal del acto fue la intervención del candidato Hipólito Mejía, quien hizo un breve recuento de las condiciones del país y trazó los lineamientos del plan de Gobierno del partido conforme a los principios partidarios y las necesidades del país, para impulsar un desarrollo  sostenido de las fuerzas productivas, dentro de un clima de equilibro macroeconómico y una política social y descentralización vigorosas, que tendrán como  áreas  fundamentales, la educación, la salud, la seguridad social, la familia, la vivienda, el combate a la delincuencia y la  participación de todos en la construcción de una sociedad más justa.

El meteórico ascenso de Hipólito Mejía en las simpatías políticas  para las elecciones del 2012 ya le conceden una mayoría significativa sobre sus posibles contendientes, como el caso de la recién publicada encuesta de Gallup-Hoy. Esa nueva situación, que  mueve al optimismo a sus seguidores y simpatizantes, puede  generar sin embargo en su entorno un triunfalismo contraproducente para su causa, porque deberá recibir un verdadero enjambre de aspirantes a colaboradores y funcionarios de su futuro Gobierno, despertando a veces inquinas y rivalidades que pueden restar tiempo y acometividad a su equipo de trabajo para enfrentar la ofensiva que debe esperarse de parte del adversario gubernamental. Por eso no debe perderse tiempo para atraerse aliados de organizaciones políticas y sociales y colocar para defender cada uno de sus programas a núcleos de intelectuales y técnicos confiables por sus calificaciones e historial previo.

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