¡Eureka!

¡Eureka!

El gobierno que viene el próximo 16 ha modificado su propuesta original de reforma fiscal.

Llama mucho la atención que a los futuros gobiernistas solo les interesa recaudar una suma estimada en poco más de veinte mil millones de pesos. No importa de donde salgan esos dineros.

Los comisionados peledeístas propusieron, originalmente, gravar los intereses bancarios, pero, ante los gritos desaforados de los banqueros y sus representantes, dejaron a éstos en libertad para hacer los cambios de lugar, cambios llamados a evitar «daños» a los ahorristas, entre los cuales se encuentran los propios bancos con la compra de la mayoría de los certificados vendidos por el Banco Central con increíbles tasas de interés.

De ahí surgió el proyecto de gravar todos los cheques expedidos, con un impuesto de 1.5 por mil. Ya se venía cobrando ese cargo a los cheques que pasaban por la «cámara de compensación».

Ahora los expertos del peledeísmo extienden ese cobro a todas las operaciones que se efectúen a través de los llamados «cajeros automáticos» y a las operaciones con las tarjetas de crédito.

En cuanto a los cajeros automáticos se refiere, se puede decir que el oficialismo que se avecina rebaja los salarios a los empleados que cobran por ese sistema, sin ellos haberlo pedido desde luego.

¿Qué lógica puede emplearse para justificar que a un empleado cuyo salario se le paga a través de un cajero electrónico de un banco comercial, se le descuente un 1.5 por mil a la hora de cobrar? Los estrategas peledeístas, además de que no favorecen aumentos salariales hasta tanto se «estabilice» la macroeconomía y se «equilibre» la situación financiera, son partidarios, en la práctica, de una disminución de los ingresos de quienes tienen que hacer malabares para subsistir en un medio azotado por una crisis económica que no se resolverá en días.

Los economistas peledeístas afirman que sus nuevas propuestas constituyen una especie de consenso con los sectores que podrían ser «afectados» por las medidas. Pero con seguridad que entre los consultados no se encuentran los tarjeta-habientes y los empleados que están obligados a cobrar por medio de los cajeros automáticos.

Es una lástima que se tengan que hacer modificaciones que perjudiquen a los más necesitados, todo por un evidente temor a las reacciones de los siempre poderosos dueños del mando económico de la nación.

Desgarrador

En la «ficticia» crisis de los hospitales se producen casos desgarradores que no tienen nada de ficción.

La muerte de Alberto Montero, un joven de 17 años, por falta de un antibiótico, es un hecho vergonzoso, indignante y muy doloroso.

El desabastecimiento de los hospitales, real y dramático, se está constituyendo en una grosera denegación de salud para la gente que no tiene acceso a la medicina privada.

Ya en las postrimerías, la actual administración está disponiendo abastecer de combustibles las plantas de los hospitales y otros suministros. Ojalá, no resulten ser órdenes ficticias.

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