Es una verdad de Perogrullo, el Continente europeo envejece aceleradamente, al extremo que la única solución que se vislumbra en el horizonte, es admitir una inmigración masiva seleccionada, que en un mediano plazo pueda tomar el relevo generacional necesario para mantener el nivel de vida al cual ha estado acostumbrado, antes de surgir esta crisis que amenaza con dar al traste tantos años de bonanza.
Cada día que pasa, los países más desarrollados de Europa mantienen un descendente nivel poblacional. Anteriormente, era común una familia de tres o más miembros. Hoy, el promedio ha descendido y las parejas están renuentes; primero, al matrimonio y después, si lo tienen, un hijo único. ¿Cuál es la causa de este descenso?
Tiempos ha, para el mantenimiento del hogar la mayor responsabilidad económica recaía sobre el esposo, situación que le permitía a su cónyuge afrontar los menesteres del hogar y cuidar esmeradamente su prole. Ahora, los gastos son compartidos, lo cual implica que la mujer debe tener un empleo productivo, para poder enfrentar la vertiginosa inflación que reduce sustancialmente las entradas económicas para el normal desenvolvimiento, sin que haya crisis financiera los fines de mes.
Encontrándonos la semana pasada en España, al pasar por los diferentes poblados de Castilla La Mancha en dirección a Cáceres, observé comunidades desvencijadas compuestas por viejitos sentados al borde de la carretera, con boinas y bastón en mano y deduje al instante, que esto es una tragedia dolorosamente irreversible.
En el caso hipotético que El Quijote y Sancho Panza surcasen estos predios que fueron sus favoritos como caballeros andantes, en lugar de molinos de viento se hubiesen tenido que detener para socorrer estos desdichados ancianos que han sido abandonados a su suerte por una juventud que no considera como un trabajo remunerador, el pastorear ovejas o cultivar trigales.
La inmigración sudamericana, especialmente ecuatoriana, estaba llenando las lagunas laborales en las descuidadas campiñas. Sin embargo, surgió un movimiento tendente a la repatriación de los inmigrantes, a los cuales se les ofrecía una cantidad determinada de euros, si ellos decidían retornar voluntariamente a sus lugares de origen.
Si bien es cierto que los emigrantes actuales no son ni la sombra de los de antaño, por eso hay que comprender también al Estado español, ya que son los hijos de estos los que componen la mayoría de las bandas de facinerosos que mantienen en jaque a las autoridades autóctonas. Las maras centroamericanas y hasta las pandillas de gamberros dominicanos, se han dado a la peligrosa tarea de mantener en zozobra a la apacible ciudadanía local, la cual ha elevado una enérgica protesta, dando por resultado que se haya tomado la drástica resolución de evaluarlos para su posterior deportación.
Se afirma, que toda acción tiene su reacción, lo cual no está aconteciendo únicamente en España, sino en todas aquellas potencias imperiales que en el pasado no solo colonizaron, sino que saquearon aquellas primitivas comunidades. En tal virtud, deben soportar los inmigrantes de las posesiones conquistadas a sangre y fuego.
La ola de inmigrantes que actualmente invaden y desbordan a Europa, es una consecuencia del afán desmedido de sojuzgar y saquear de sus recursos petroleros, a los países del Norte de África y Medio Oriente, bajo la excusa intrascendente de restaurar la democracia en esos países. La Primavera Árabe es el mejor ejemplo. Mientras no se logren estabilizar estas zonas altamente conflictivas, la paz será una quimera y continuará aceleradamente el éxodo masivo de los países impactados.
En el terreno de las Naciones Unidas (ONU) y de las potencias hegemónicas que quieren imponer sus voluntades dividiendo a las etnias de los países atacados, se encuentra la solución pacífica deseada para retornar al status quo post bellum.