Europa se mece al canto del cisne de la centro-derecha

Europa se mece al canto del cisne de la centro-derecha

POR WOLFGANG MÜNCHAU
Una votación de 53% parece impresionante. Pero un análisis más cuidadoso de las elecciones presidenciales de Francia arroja un resultado asombroso. De acuerdo con Ipsos*, la organización que realiza encuestas, las personas entre 18-59 años -los que trabajan y pagan la mayoría de los impuestos- votaron abrumadoramente por Ségolène Royal, la candidata de izquierda derrotada.

Sarkozy es ahora el presidente de Francia como resultado de un extraordinario grado de homogeneidad en la preferencia política de los pensionados. Sarkozy ganó un increíble 68% entre los que tienen más de 70 años, y 61% entre los que están en la banda de 60-69 años de edad. Y hasta ahí llega el cambio generacional. La vieja multitud de Francia sigue estando todavía al mando.

La primera y obvia conclusión es que en las sociedades envejecientes de Europa, el poder político de la generación más vieja es grande, y ocasionalmente, decisiva. Tom Peters, el guru de la administración, ha hecho otras observaciones interesantes en su “blog”**. Mientras que Sarkozy estaba haciendo campaña con una boleta de “regreso al trabajo”, le debe su victoria electoral a las personas que ya no trabajan. Peters dice que al enviar a los jóvenes de regreso al trabajo, “los de más de 60 pueden aprovechar el botín que necesitan para pasar sus últimos inviernos en Niza”. Probablemente, yo no iría tan lejos, pero sí admitiría que el resultado de las elecciones presidenciales fue obviamente un ejemplo de votación entre los de adentro y los de afuera. 

A Sorkozy tambièn le fue bien en el grupo de edades entre 25 y 34, con los que consiguió un 57%, según Ipsos. Mi propia explicación es que su promesa de modernizar el mercado laboral francés beneficiaría a este grupo de manera desproporcionada -de nuevo, el mismo fenómeno Adentro-afuera. Pero la tendencia de la edad a largo plazo va contra la centro-derecha. Los socialistas pude que hayan perdido tres elecciones presidenciales sucesivas, y actualmente están cometiendo un fratricidio político. Pero no se equivoque: la izquierda de la política francesa está muy viva.

La tendencia hacia la izquierda es aún más fuerte en Alemania. Una semana después de las elecciones se produjo una elecciòn mucho menos notoria en la pequeña ciudad-estado de Bremen, una fortaleza tradicional de la izquierda. El resultado más interesante de estas elecciones fue una ganancia fuete de los Verdes y el Linkspartei (Partido de Izquierda), que como sugiere su nombre, es un partido radical en el punto más extremo del espectro político de la izquierda. El Linkspartei entrará al parlamento del estado occidental alemán por primera vez. Su partido parlamentario en Berlín está co-dirigido por Oskar Lafontaine, quien notoriamente renunció a la presidencia del SDP y como ministro de Finanzas en 1999. Tiene sus raíces en Alemania del Este, pero ahora está ganando en el Oeste.

Hice algunos cálculos sobre la votación nacional conjunta de una hipotética alianza del SPD, Verdes y el Linkspartei. Esa porción subió de 48% en las elecciones federales de 1994 a cerca de 52% en las tres elecciones siguientes. Mientras que el actual sistema del SPD ha excluido de manera categórica una coalición con la extrema izquierda, no me sorprendería que esa posición cambiara en determinado punto. La izquierda tiene una mayoría estructural en el país. Y al final, la va a usar.

Otro aspecto interesante del resultado en Bremen, y las elecciones nacionales en general, es que la centro-derecha se ha convertido en un movimiento de los viejos, al igual que en Francia. Puesto que Alemania está llena de personas con edad avanzada, los resultados de la CDU todavía se ven respetables, pero la tendencia de la edad es alarmante. En Bremen, la CDU logró un 26% en la votación general, pero la parte del voto entre los electores  entre 18 y 59 años fue solo el 20%. Y este no es solo un fenómeno local.

El punto realmente importante es la dinámica política cambiante de los pensionados alemanes y franceses. La mayoría de los pensionados hoy pertenecen a la generación anterior a 1968. Pasaron sus años de formación política en las décadas de 1940 y 1950. Son en su mayoría conservadores y votan por Sarkozy o Merkel. Pero cuando los “baby boomers” de la generación del 68 empiecen a retirarse en los próximos años, ese patrón va a cambiar. Apuesto a que este grupo continuará respaldando la izquierda en la medida que envejecen. Si eso ocurre, la izquierda en Francia y Alemania pude esperar una gran mayoría estructural durante muchos años en el futuro, respaldada por jóvenes y viejos por igual.

Por lo tanto, no es ninguna coincidencia que Merkel se haya vuelto reacia a forzar reformas. Yo esperaría que Sarkozy, al final, cambie hacia la izquierda después de sus reformas del mercado laboral del tipo “volver al trabajo”. Si no es así, esperemos un retorno acelerado de los Socialistas franceses, probablemente bajo un nombre y un liderazgo diferente.

Merkel y Sarkozy son políticos excepcionales y talentosos. Personalmente,  no comparto el argumento de que sean representantes de una nueva era de la política de centro-derecha europea. Creo que es mucho más probable que resulten ser figuras de transición en un valiente desafío de un cambio tectónico hacia la izquierda en sus países respectivos.

*www.ipsos.fr/CanalIpsos/poll/8450.asp

**www.tompeters.com

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE IVÁN PÉREZ CARRIÓN

Publicaciones Relacionadas

Más leídas