Eva Perón disputa con Libertad Lamarque

Eva Perón disputa con Libertad Lamarque

Recientemente se presentó en el Teatro Nacional la producción musical de Amaury Sánchez «Evita» con notable éxito según la crónica de este diario Hoy.

El espectáculo nos trajo al recuerdo la agria disputa que sostuvieron en Buenos Aires Evita Perón y Libertad Lamarque.

Este agresivo encuentro se produjo cuando se filmaba la película «La Cabalgata del Circo».

Es de suponer los tonos y los matices de este agresivo encuentro verbal.

En este filme Evita desempeñaba un papel principal. Pugnaba por brillar en los primeros planos del cine argentino. Gracias a sus innatas condiciones artísticas y al apoyo que ya en esa época le brindaba Juan Domingo Perón, pudo obtener un papel importante junto a figuras ya consagradas como Libertad Lamarque, Hugo Del Carril y Armando Bo.

También, la aparición de una novel artista que se empeñaba en llegar al éxito, dentro de un elenco de primera magnitud, es probable -casi seguro- suscitara los celos y egoísmo característicos de los que se creen cubiertos por el manto de la genialidad. En tal temperamento se desprecia inexorablemente a los que quieren arrebatarle su aureola de popularidad y triunfo.

Lo cierto fue que mientras se filmaba «La Cabalgata del Circo» en Buenos Aires en el año de 1944, Libertad Lamarque y Evita Perón disputaron y no en tono menor, sino con agresividad de panteras, como lo saben hacer los artistas cuando está en juego su prestigio y talento histriónico.

Tal magnitud alcanzó la disputa que desde esa oportunidad no se volvió a ver en el cine, ni en el teatro a Libertad Lamarque, por la presión que ejercía Eva Perón en los círculos del teatro bonarense.

Evita Perón había venido desde lejos en busca de éxito artístico. Mejor dicho la habían traído desde lejos. Porque fue Agustín Magaldi, un popular cantor de tantos, a quien llamaban «La voz sentimental de Buenos Aires» quien en gira artística por la provincia de Junín le tomó simpatía a la vivaracha e inquieta Evita y decidió trasladarla a Buenos Aires.

A tal punto se encariñó Agustín Magaldi con Evita que a los tres meses de llevarla a Buenos Aires, consiguió que la incluyeran en una obra teatral realizando un papel de sirvienta.

En 1937 hizo su primera aparición en una película y debutó como artista de radioteatro.

Ascendiendo en su carrera artística, sus enemigos políticos, trataron por todos los medios de desacreditarla. Sabían que Domingo Perón era su protector.

Pero nada de estas sórdidas intrigas amedrentaron su recio y firme carácter. Se impuso a sus detractores con voluntad granítica. Y triunfó. Hasta el punto de crear leyenda y una mitología grabada en el corazón de millones de argentinos: la protectora de los descamisados.

Cuando Eva Duarte logró casarse con Perón y luego de ascender al puesto de Primera Dama de la Argentina, la actriz desapareció.

Al ser humano lo sacuden, muchas veces, repulsivas miserias, pero también, grandiosas decisiones enaltecedoras. Esta última condición prevaleció más en la vida de Evita Perón. Porque dedicó el resto de su existencia a proteger a los más necesitados de su pueblo, hasta tal punto que, como dijimos, creó una mitología que ha quedado grabada en las páginas de la historia, llegando a ostentar el prestigioso nombre de «Protectora de los Descamisados».

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