«Eva y el sexo», más que la manzana del pecado

«Eva y el sexo», más que la manzana del pecado

POR FRANCIS MESA
Eva es una mujer como otra cualquiera. Es coqueta, comparona, sensible, con mucha capacidad de asombro, dispuesta, se enoja muy fácil con Adán, pero enseguida se le pasa; persevera y ¿triunfa? Es simpática, atrevida, que cuestiona, no acepta las cosas así como así. Revolucionaria. Estudiosa, evolucionada y vanguardista.

Estos son sólo algunos de los planteamientos –sin necesidad de encasillar la obra en un argumento de protesta- de la puesta en escena «Eva y el sexo».

La obra se presenta, durante todo este mes, en la sala independiente Las Máscaras de la Zona Colonial, con la actuación de Patricia Muñoz, bajo la dirección de Germana Quintana, y producida por la compañía MosquitaViva, desde el pasado jueves 4 y durante este mes de agosto, en el denominado jueves de monólogos de ese espacio cultural.

Muñoz no se considera activista social, pero sí reconoce que a través de este medio se pueden hacer muchas cosas para que en el mundo –y aquí es pretenciosa, aunque no se arrepiente- haya más respeto por los valores humanos.

La obra, una dramaturgia conjunta de Quintana y Muñoz, es una comedia con ribetes de contenido social, pero también, un reflejo en el que la protagonista se define a sí misma: «Como mujer, esta obra significa para mí la liberación, eliminación de tabúes, la iniciativa y la perseverancia. Como actriz, es el reto de hacer un monólogo bajo la dirección de Germana Quintana en un proyecto tan importante como el de Monólogos en Las Máscaras», declaró.

Su responsabilidad no termina en subirse al escenario, representar a la primera mujer y listo. Va mucho más lejos: «en ese proyecto se han presentado actrices de un calibre mayor que el mío. Aquí tengo la responsabilidad de mantener la calidad con la que se inició este proyecto, además del respeto al público con un tema tantas mal interpretado y mal utilizado».

COSAS DE LA REALIDAD

Como la mayoría de los que hacen arte en el país, se ve en la obligación de elevar su voz ante la falta de respaldo oficial al respecto. Dice que se debe incentivar desde las escuelas, que se cree cultura de hábito del teatro. Sugiere que el gobierno apoye de forma visible, porque –y el dato lo aporta ella- una obra, por sencilla que sea, puede costar entre 70 y 120 mil pesos.

Patricia Muñoz sabe que existen temas «gancho», tanto en teatro como en todas las artes, donde el público fácilmente se vuelca a las salas, a veces inconscientemente, si se le habla de sexo, religión, entre otros, aunque esta vez no fue la intención, ni de ella ni de Germana. «Peor sería anunciar un título referente a un tema y cuando la gente va, se trata de algo distinto».

Esta joven actriz, que junto a dos amigas, Ingrid Luciano y Paola Tineo, fundó la compañía MosquitaViva, en el 2002, está muy clara en que los hombres llaman más la atención del público, pero si se trata de un personaje con una imagen «X», como el caso de Eva, la cosa cambia.

Es actriz por vocación y convicción. Aunque estudió ingeniería industrial, no se imagina haciendo otra cosa que no sea la actuación. «Por más que nos quejemos, de que las cosas no nos va bien en el teatro, muy pocos actores se retiran. No seríamos capaces de adaptarnos nueve horas diarias en una oficina».

Ha trabajado en obras como «Sirvientas», «Fundación»

«Enseñando a un Sinvergüenza», «Vamos a Contar Mentiras», «Mujeres», «La Zorra y las Uvas»; Formó parte de uno de los elencos de «Las Locas del Bingo». Su próximo proyecto es en montaje «La mujer sola», para finales de noviembre en Casa de Teatro, bajo la dirección de Danilo Taveras.

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