Evaluación del aprendizaje y de los procesos educativos

Evaluación del aprendizaje y de los procesos educativos

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La Dirección de Evaluación de la Calidad Educativa del Ministerio de Educación, que tan acertadamente dirige la doctora Ancell Scheker, se propone formular un Plan Estratégico que permita “determinar la calidad y el logro de los aprendizajes, medir la equidad del sistema y el impacto de algunas políticas, identificar las dificultades en la enseñanza, y tomar decisiones de políticas educativas” del Pacto Nacional por la Reforma Educativa en la República Dominicana 2014-2030 propuesto por el Gobierno del presidente Danilo Medina y suscrito por las principales autoridades del sector y por todo el liderazgo político nacional. Aplaudimos dicha iniciativa.

La reforma de nuestro sistema de instrucción pública en marcha no es una acción sin propósitos, tiene un carácter finalista. Viene acompañada de procesos en los que es dado tomar una conciencia clara de la diferencia que pueda existir entre una situación a la que se haya llegado y unos objetivos por alcanzar.

Resulta sumamente difícil prever los resultados de la reforma en marcha; pero, no nos cabe la menor duda de que en el transcurso de sus aplicaciones será necesario registrar las evaluaciones de un proceso tan complejo como ése, de cambios e innovaciones continuas.

Las acciones de reforma de un sistema de instrucción pública deben de evaluarse de forma continua y regularse en función de las diferencias que puedan observarse entre los propósitos que las inspiran y los logros alcanzados o por alcanzar.

Nuestro Sistema de Instrucción Pública, visto como un todo, tiene unos objetivos y requiere, para su buen funcionamiento, de una evaluación periódica del logro de sus finalidades, de manera que permita corregir a tiempo las potenciales desviaciones de su trayectoria.

De las consideraciones externadas por la doctora Scheker intuimos que las actividades de enseñanza aprendizaje requieren procesos de evaluación para poder realizarse a plenitud. Y que la evaluación consiste en un conjunto complejo de actividades que tienen de común el objetivo de regular el funcionamiento de los procesos y del sistema de instrucción a través de la apreciación de la distancia existente entre ese funcionamiento y determinadas normas, criterios y valores.

En lo referente a los ámbitos o a los sujetos sometidos a evaluación, habría que establecer una distinción matizada entre la evaluación de los procesos educativos en sí mismo y la de los alumnos. Para ello, conviene recordar que, en sentido lato, evaluar es emitir un juicio de valor que necesariamente conlleva el remitirse a un marco de apreciación de los mismos; valores éstos que toman ciertas normas o criterios y que son interiorizados por los alumnos. Esa es la razón de que ellos pongan en juego su autoestima en los procesos de evaluación y de que la evaluación de los procesos educativos sea vivida como una valoración del alumno participante. Sólo en ese marco de referencia, las pruebas nacionales, tan satanizadas en el pasado y vueltas a satanizar en el presente, pueden adquirir sentido y arrojar resultados utilizables.

El ámbito de evaluación de los aprendizajes no sólo se limita a los estudiantes y a los procesos individuales. Para conocer y regular el funcionamiento de todo el sistema resulta indispensable la evaluación de los centros educativos en toda su complejidad. También, los programas, los proyectos curriculares y la gestión y administración de la capacitación y formación continua de los docentes. Es que cuando hablamos de evaluación nos referimos tanto a los procedimientos que permiten verificar los procesos de enseñanza como a los que nos permiten constatar el funcionamiento de un sistema educativo al servicio de intereses económicos, sociales y políticos.

 

 

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