Evaporación del libre comercio en la Cumbre de las Américas

<P>Evaporación del libre comercio en la Cumbre de las Américas</P>

Efectivamente, aunque la razón de su surgimiento y continuación fue idea, mas bien propuesta, norteamericana, de fomentar un acuerdo de libre comercio que se extendiese desde Alaska hasta la Tierra del Fuego; lo cierto es que al cabo de quince años no solo no se ha alcanzado aquel objetivo sino que, de hecho, se ha evaporado de la agenda de la Cumbre de las América.

Cuando en diciembre de 1994 treinta y cuatro presidentes se reunieron en Miami con el presidente Clinton -Primera Cumbre de las América- se anunció, con bombos y platillos, que se había acordado crear un área de libre comercio global para el 2005.

 Poco después varios presidentes de países latinoamericanos comenzaron a aterrizar los planeadores en que habían empezado a flotar. Ya en la Segunda y Tercera Cumbre habría de empezar a hacerse evidente que algunos no estaban interesados y que otros habían perdido la euforia inicial.

En los diez años transcurridos desde la reunión de Miami hasta la de Bariloche – Cuarta Cumbre – en el 2005, se produjeron cambios sustanciales en el escenario regional. Varias naciones, especialmente en el Cono Sur, habían  decidido priorizar su propia  propuesta subregional de integración: el MERCOSUR. Brasil empezó a liderar una opción que rechazaba la visión norteamericana y esbozaba un esquema más moderado que EE.UU. rechazaba y no fue capaz de adaptar, no ya de adoptar. A su vez, por otro lado, se empezaron a producir virajes políticos relevantes en el horizonte político continental, donde lo más significativo fue la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela enarbolando una bandera de izquierda y de enfrentamiento y crítica a los Estados Unidos. Las autoridades norteamericanas de la época comprendieron que la meta de un acuerdo se alejaba y optaron por promover acuerdos bilaterales y subregionales con lo que irían sustituyendo el objetivo global: fue así como aparecieron los acuerdos bilaterales con Colombia, Panamá, Perú y el subregional CAFTA-RD.

Fue con ese panorama crítico que se llegó a la Cuarta Cumbre en el 2005. Ahí la contradicción alcanzó ribetes de pleno enfrentamiento entre los que clamaban porque se le sacase el cuerpo al intento de crear un espacio de libre comercio hemisférico – dirigidos por Venezuela– y los que defendían la propuesta norteamericana, encabezados por México. Algunos dudaron de que la famosa ALCA hubiese sido realmente enterrada en Bariloche. Sin embargo, no tardó mucho en hacerse evidente el funeral.

El reciente encuentro en Trinidad & Tobago, Quinta Cumbre, tuvo aspectos positivos con la presencia de un presidente norteamericano mostrándose más asequible, comprensivo y respetuoso con sus colegas, pero del libre comercio de las América, digámoslo ya con minúscula, ni se acordaron. Ejercicio del viejo adagio de que “el muerto al hoyo y el vivo al pollo”.

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