El Itbis y el Impuesto sobre la Renta tienen en común que están entre los más favorecidos con exenciones, y que no son de aplicación universal. Sin embargo, una de las comprobaciones hechas por la actual gerencia de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) es que también son los más evadidos por los contribuyentes. El haber escudriñado a fondo en las particularidades de estos dos tributos, y en las de otras cargas fiscales por supuesto, es lo que le ha permitido a la DGII incrementar las recaudaciones sin modificar impuestos.
Al conversar con Magín Díaz, el director de la DGII, durante el almuerzo semanal de los medios del Grupo de Comunicaciones Corripio, lo primero que se capta es que ese organismo, el principal recaudador del Estado, ha enfatizado a tal nivel en la efectividad recaudadora, que ha logrado incrementos sostenidos en la captación tributaria, sin necesidad de crear nuevas cargas. La actual gestión ha ido eliminando con éxito las vías de evasión hasta lograr parte de sus objetivos y retos.
Algo que parece favorecer la evasión es el impacto limitado del Itbis y el Impuesto sobre la Renta. ¿Sería factible universalizar ambos impuestos, tal vez con tasas más ligeras, para reducir al mínimo las vías de evasión? La realidad es que la administración tributaria está marchando sobre firme para aliviar la evasión, y eso es estimulante.
Que la UASD vuelva a lo suyo
El trabajo que hace la UASD por decenas de miles de estudiantes que buscan prepararse para la vida productiva no puede estar a expensas de la voluntad del grupo que genera protestas violentas que no tienen justificación. Una academia que pretende lograr mayor asignación de recursos para impulsar sus labores académicas no puede estar a merced de estos incidentes que impiden que el centro de estudios pueda dedicarse a sus asuntos formales. Desde cualquier punto de vista los incidentes están fuera del contexto de lo que debe ser la universidad del Estado.
Cada vez que estalla la violencia en la UASD se frustran las aspiraciones de los estudiantes y profesores con vocación de progreso. El éxito de estos tumultos desfasados le cuesta mucho a la academia y a un entorno que ve desvalorizarse sus inmuebles por esa causa.