Gabriel Alberto Hernández Tiburcio 
El vox populi vox dei de ayer que en el comienzo de vistas publicas ante la Cámara de Diputados acudió masivamente al salón de la Asamblea Nacional con ánimo de destrozar contenidos del proyecto de Reforma Fiscal tuvo como telón de fondo las reservas que laten en la opinión pública porque las actuales limitaciones de recaudación que doblegan las finanzas públicas se deben mayormente a incapacidades técnicas y procedimentales para recaudar y combatir extendidas evasiones y elusiones las que en ocasiones resultan delincuenciales implícitamente mediante escamoteos al mecanismo de retención. La defraudación por Itebis se equipara en magnitud a lo que el fisco pierde por renunciar mediante exenciones -a veces justificadas, otras no- a lo que institucionalmente y por equidad correspondería al Estado.
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El fuego mayor de los expositores se concentró en la sobreabundancia de tasas dirigidas a consumos a través del ahora IVA, el de perfil más regresivo de este paquete por recaer sobre ricos y pobres con la misma intensidad. Una barbaridad que presagia negativos efectos sobre calderos y ollas de los hogares de escasos recursos. Con el contraste de un énfasis recaudador menor hacia las altas rentas y con aspiraciones a gravar desproporcionadamente al ahorro en perjuicio de adultos mayores y retirados en un país en el que el Estado todavía falla en proteger a la mayoría de los ancianos. Alivia tensiones y mejora el panorama el que el Gobierno reafirmara la intención de ir hacia algo menos controversial.
