Evidencias médico forenses

Evidencias médico forenses

A medida que transcurre el tiempo la ciencia va abarcando un espacio cada vez mayor en el ámbito económico, social, político y jurídico. A nuestro entender existen dos razones importantes para que ese proceso tienda a crecer y desarrollarse de modo logarítmico.

Una de ellas lo es el mayor nivel de consciencia universal acerca de la relación causa-efecto, en tanto que la otra se refiere a la tendencia natural de la especie humana a motivar sus acciones. Tan pronto se genera un hecho ahí mismo puede uno empezar investigando los elementos que dieron origen al mismo. Si se trata de una acción social, es decir, que fue llevada a cabo por personas integradas a su entorno, entonces puede uno asegurar que existen razones por las cuales ese o esos individuos realizaron dicha tarea.

En pleno siglo XIX era harto conocido en Europa de que cuando solía aparecer en la ciudad una víctima de homicidio de inmediato la actitud de los peritos policiales era la de indagar acerca de la identidad de  la víctima para luego preguntarse a quién beneficiaba el deceso. Nadie mata por matar, detrás de todo asesinato existe un motivo para iniciarlo. La observación de miles de casos de fallecimientos violentos permite establecer normas o estándares, las que a su vez facilitan llegar a sólidas conclusiones a partir de evidencias claves con las que se completa el rompecabezas analítico utilizado por la metodología científica. En el caso de los homicidios por heridas de armas de fuego es de rigor observar y registrar las características de los orificios y alteraciones en ropas, piel, tejidos blandos, huesos y órganos lesionados.  Ello permite establecer fuera de toda duda médica razonable lo que son puntos de entrada y de salida de las balas, el rango de distancias al que se hicieron los disparos, el tipo de arma y proyectil utilizado, el ángulo de incidencia en la zona de penetración, así como determinar cuál de las heridas tenía un carácter esencialmente mortal.

Un buen peritaje médico legal llevado a cabo con rigurosidad, pulcritud, exactitud, objetividad y respeto al orden investigativo garantiza unos frutos valiosos para aquellos que llevan sobre sus hombros el pesado compromiso de juzgar y condenar a individuos implicados en un suceso sangriento. El informe del estudio debe ser escrito de una manera clara, precisa, breve y sin ambigüedades. El elemento subjetivo debe reducirse a su mínima expresión y las conclusiones deben basarse en evidencias recogidas de un modo tal que permitan ser verificadas por otros peritos consultados. El especialista médico forense que caiga en la tentación de emitir una certificación o reporte de autopsia complaciente estará en lo inmediato cavando la tumba para enterrar su prestigio profesional de un modo permanente. Una vez perdidas la credibilidad y el respeto del perito, estos jamás vuelven a recuperarse.

Las evidencias levantadas correctamente y plasmadas en un reporte forense coherente y con sentido lógico resisten todos los ataques y tentativas a descalificar su contenido y deducciones.

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