Evitar que las pasiones se desborden

Evitar que las pasiones se desborden

La política como otras actividades tiende a  desatar las pasiones y, cuando ocurre, puede obnubilar momentáneamente a los que con razón o sin ella se ven envueltos, llegando en ocasiones a situaciones inexplicables, pero con el paso del tiempo, mediante la recapacitación o con la desaparición de las causas que encendieron esas chispas, la mayoría de las veces se dan cuenta de que no valió la pena y que el daño causado a los demás como a ellos mismos fue mucho mayor que las causas que motivaron la discusión  o rivalidad.

Escribiendo sobre el tema,  me vino a la memoria algo que con mucha atención le escuché decir en una ocasión  a la Dra. Milagros Ortiz Bosch, que por su nivel, capacidad, experiencia política y de Estado tiene mucha significación,  en el sentido de que alrededor de los líderes, candidatos, aspirantes o jefes de grupos  lamentablemente en muchas ocasiones se anidan pasiones que fácilmente se desbordan, sin que los líderes, aspirantes o jefes grupales sean responsables, pero que sin embargo de alguna forma podrían verse afectados, aún cuando estuviesen en desacuerdo con acciones de esa naturaleza.

Por eso siempre se ha aconsejado, sobre todo en las actividades que tienden a provocar ese tipo de apasionamiento como el de la política, que hay que medir muy bien cuanto se vaya a decir y la forma como se va a actuar, porque hay ocasiones en las que se hace imposible detener lo que se ha iniciado y sobre todo buscarle luego justificación o explicación frente a la organización o a quienes defienden o dicen defender. Siempre resultará lamentable que se produzcan debates fuera de control, pero ello no debe bajo ninguna circunstancia desalentar a la gente que se interesa o quiere participar en política, sino estimularlos a que incursionen en los partidos y aporten nuevas ideas y estilos, porque las conductas individuales no representan ni a las organizaciones ni a sus dirigentes y líderes.

En el caso específico del PRD que está inmerso en el proceso de celebración de un Congreso que ha creado muchas expectativas, especialmente entre su militancia, pero que también  se prepara para celebrar próximamente la Convención que habrá de escoger su candidato presidencial para las elecciones del 2012, todos los grupos están  obligados a crear un ambiente unitario y provocar ante la opinión pública una percepción positiva hacia su partido.

Para el PRD competir con buenas posibilidades como indudablemente la tiene en el 2012, no solo debe aglutinar todas sus fuerzas internas, sino integrar nuevos sectores políticos, sociales, culturales y económicos como forma de hacerle frente a las estrategias de sus contrarios, que cuentan con cuantiosos recursos y tienen muchísimos mecanismos, aliados y adocenados que harán todos los esfuerzos posibles para evitar  que se unan y puedan concertar. Cada grupo dentro del PRD representa un afluente grande o pequeño, pero el caudal del río solo será caudaloso, cuando todos desemboquen en él.

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