¡Evitemos el camino del despeñadero!

¡Evitemos el camino del despeñadero!

FIDELIO DESPRADEL
El último informe del PNUD sobre desarrollo humano en República Dominicana impactó a los espíritus más sensibles. Desde el litoral de la izquierda, multitud de trabajos, algunos mediocres y otros muy bien fundamentados, han planteado el fracaso de la clase política y de los sectores dominantes del Bloque de Poder (los «dueños» de la República Dominicana) para construir una sociedad donde el grueso de sus hijos puedan vivir en dignidad.

No nos hemos cansado de insistir en que esta sociedad, con sus abismales desigualdades, ha sido construida libremente por los dueños del país, sin que tuvieran, ellos, grandes obstáculos para consumar, una y otra vez, su «gran» obra.

Las llagas que adornan el cuerpo de la República Dominicana,expresan, en toda su dimensión, el horizonte ético, cultural y político de los sectores de poder, tanto de la clase política como de los sectores sociales que hegemonizan el Bloque de Poder.

Soñar ahora con que esa cultura de la entrega, rapiña, insensibilidad; que ese consumismo insaciable; que esa cultura de arrodillarse ante el poder extranjero y de enajenación de la Soberanía de la Nación puede ser transformada en voluntad para diseñar un Plan de Desarrollo, que supere el desastre que ellos han construido, es, sencillamente, engañar conscientemente al pueblo, o ser un soñador impenitente.

¡Esta es la sociedad que esa clase política y esos sectores hegemónicos del Bloque de Poder, han podido y querido construir! ¡No puede haber dudas sobre ello!

Debemos estudiar con mucho detenimiento cada uno de los aspectos, muy bien analizados y fundamentados, contenidos en el último documento del PNUD; utilizar dicho documento como herramienta para analizar la coyuntura del país; para que los sectores más sanos se formen sus propias ideas sobre nuestra situación, y formulen sus propias propuestas para cambiar el rumbo de la República Dominicana.

Eso es lo que estamos haciendo un grupo de ciudadanos, preocupados por construir herramientas para coadyuvar a la construcción de una Propuesta Política, como parte de un proceso de unir la Nación para cambiar su rumbo actual.

Y lo estamos estudiando, no encerrados en nosotros mismos, sino que estamos aportando los medios para que un número cada vez mayor de sectores, en una forma u otra vinculados con nosotros, haga los mismo en sus localidades y sectores sociales donde se desenvuelvan, y que, a su vez, induzcan a estos sectores para que hagan lo mismo con las personas y grupos bajo su influencia.

Porque documentos como el del PNUD, como muchos otros análisis, algunos sectoriales, sobre la realidad dominicana y mundial, pueden convertirse en instrumentos, o herramientas, en manos del sector progresista de nuestra sociedad, para avanzar en la discusión colectiva de nuestra realidad, para decidir acciones que puedan emprenderse para modificar esta realidad, y para construir una visión de futuro.

Este camino es contrario al que plantea el objetivo, de utilizar instrumentos como el del PNUD para alcanzar un mayor nivel de conocimiento de la realidad del país, para entonces proponerle un pacto estratégico a los dos segmentos responsables del desastre que es hoy la República Dominicana. ¡Este camino nos conduce a un callejón sin salida! Existen demasiado evidencias que nos enseñan que con la actual clase política y con los sectores que han hegemonizado el Bloque de Poder, que finalmente ha terminado de conformarse en el país, no hay nada bueno que buscar. Otro sería el destino si, en medio de la crisis en que estamos inmersos, los verdaderos productores nacionales se deciden disputarle la hegemonía, dentro del Bloque de Poder, al sector financiero y a los grandes capitales pronorteamericanos. ¿Por qué la verdadera producción nacional no tienen prioridad, y mayoría, en las instancias que toman las decisiones? ¿Por qué el capital financiero y el gran capital pronorteamericano es el que decide todo el destino de la Nación? ¿Por qué la Nación se ha arrodillado ante estos poderes y todos sus cómplices?

¡Ninguno de los desastres que hoy adornan este país, digno de mejor suerte, es ajeno a esa clase política, a esos sectores hegemónicos, al poder extranjero y al ejército de intelectuales, comunicadores y formadores de opinión, que, en bloque, y en una complicidad que ha producido muchos millonarios, han construido los caminos por los que se ha conducido la República desde los días posteriores a la Guerra de Abril de 1965 y de la intervención norteamericana.

De manera que aplaudamos el informa del PNUD, enriquezcamos nuestros criterios con sus acertados análisis, pero no nos metamos en la trampa de pensar que, de un momento a otro, el lobo, o los lobos se puedan convertir en ovejas. ¡Nada de eso!

Los caminos que conducen a la construcción de una Propuesta Política, que permita vislumbrar un gran cambio de rumbo, no pasan, en ninguno de sus recodos, ni por pactos o contemporizaciones con quienes han asesinado las ansias de este pueblo.

¡Aprovechemos el informe del PNUD, y algunos otros instrumentos de esta misma calidad, para instar a los productores nacionales, a todos los sectores populares y a las personalidades avanzadas, a hacer sus propios análisis de la coyuntura nacional y a decidir sus propios cursos de acción. ¡Cualquier otro camino conduce al despeñadero!

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