Evitemos las falsas mentiras

Evitemos las falsas mentiras

En una entrega anterior, señalábamos los riesgos que tienen ciertos políticos en quedar prisioneros de las trampas que sus decisiones políticas les tienden, esto es parte, sin lugar a dudas del basurero que nos ha tocado vivir, sólo recordando algunas frases en ciertos campañas políticas de estos últimos cuarenta años, aún cuando no las hayamos querido aceptar, retumban en nuestros oídos como aquella “sin injusticias ni privilegios” pues hay que reconocer que en política nos hacemos daños unos a otros y ser imparcial casi siempre es imposible, pues todo sucede como querer hacer castillos en el aire, como querer realizar un camino que desde hace tiempo exige corrección o regeneración por las malas políticas emprendidas desde hace muchos años, o por la perversión que siempre ha existido en nuestro país en la vida cívica y porque no, tal vez por actos reñidos con las buenas y sanas costumbres.

Todo esto, porque el poder no ha sabido o querido comprender, que lo legítimo en cualquier sistema o Gobierno, exige el fiel cumplimiento de las leyes, no solamente por parte del ciudadano de a pie, sino también por parte de los que comparten el poder, lo cual nunca ha existido en República Dominicana, porque todos olvidan sus mentiras, las cuales han sustentado con su falso prestigio y reputación y por eso han quedado atrapados entre los miedos a ser descubiertos.

Y por eso muchas veces el poder solamente sabe ocultar con sangre lo que él mismo ha ocasionado, porque haciéndolo así, con sangre, cree que cubre sus propios errores, y por tanto los muchos momentos de nuestra propia historia que hemos vivido de mentiras o de profundos silencios, por lo que podemos decir, aunque nos ha tocado vivir en esos silencios, también nos hemos negado a mentir, pero recordemos que somos como fantasmas en manos del tiempo.

 

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