Evitemos más muertes y salvemos tetas

Evitemos más muertes y salvemos tetas

Marien Aristy Capitán

Con los años todo cambia. La vida se nos antoja menos complicada y soltamos tanto lo superfluo como lo que desgasta. Por ello, nos despojamos de prejuicios, convicciones y, por supuesto, absurdos.

Antes, cuando era joven, el futuro era una ilusión que se desdibujaba y pocas cosas importaban. Había algo, sin embargo, que me obsesionaba: las tetas.

Por entonces me preocupaba, al ver a las mujeres mayores, lo que sentiría cuando la gravedad las dejara caer. Posteriormente, cuando fui consciente del cáncer de mama, eso pasó a ser una tontería: perder una o las dos tetas era el terror.

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Hoy, con una hermana sobreviviente y dos amadas amigas fallecidas por la enfermedad, sé que conservar las tetas es irrelevante: ¡vivir es lo que cuenta!

Aunque sea una perogrullada, hay que insistir en que nada está por encima de la vida y tenemos que preservarla. El tiempo es vital para lograrlo. Tocarnos las tetas, estar pendientes de ellas todo el año, urge: solo el diagnóstico temprano salva. También es preciso llevar mamografías, tratamientos y coberturas a las mujeres más allá de octubre: la lucha contra el cáncer de mama no puede reducirse a un mes vistiendo de rosado y cumpliendo con una cuota de “responsabilidad social”. Evitemos muertes, salvemos tetas.

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