LA PAZ (AP) _ Con una fiesta autóctona y el sacrificio de dos llamas y dos ovejas en honor de la Pachamama, diosa de sus ancestros, el presidente Evo Morales celebró el sábado seis meses de gobierno en su pueblo de Orinoca, un caserío pobre en el páramo del occidente de Bolivia.
El mandatario llegó flanqueado por los embajadores de Cuba y Venezuela, únicos oradores extranjeros en la ceremonia, en un helicóptero prestado por su amigo y socio político el presidente venezolano, Hugo Chávez.
En Orinoca, a 350 kilómetros al suroeste de La Paz, inauguró la primera radio comunitaria de una veintena que tiene proyectado con aporte venezolano. «No sólo los empresarios deben tener sus medios de comunicación sino los campesinos y quiero saludar desde aquí al mundo entero, y que nuestras luchas sean un ejemplo para otros pueblos de Latinoamérica, dijo en la apertura de emisión.
Esta vez no se despachó un largo discurso político. «He llegado a mi pueblo para festejar no para discursar. Y lo hizo con música autóctona en una cancha aledaña a una vetusta escuela donde aprendió a leer y escribir. Cerró la celebración con un partido de fútbol como suele hacerlo cada vez que va de visita.
Allí anunció que el 6 de agosto, después de inaugurar la Asamblea Constituyente en Sucre, capital histórica de Bolivia, jugará un encuentro en el que tendrá como compañeros de equipo a los presidentes de Brasil y Venezuela.
«Me han confirmado que el presidente Lula jugará en mi equipo y el presidente Chávez también jugará para nosotros, dijo. A la apertura de deliberaciones de los asambleístas también han confirmado su presencia los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner y de Paraguay, Nicanor Duarte.
Morales se propone «refundar Bolivia en la Asamblea Constituyente que con una presencia mayoritaria de indígenas, redactará una nueva carta constitucional.
En su pueblo natal, de casas de adobe y calles de tierra a 4.000 metros de altitud, se reencontró con familiares y maestros. Abrazó a sus paisanos que le regaron de mixtura (papel picado de colores) y le arroparon con un poncho verde, color de la esperanza.
Recordó que en su niñez comía maíz en la mañana, al medio día y en la noche con carne seca de llama.
«Siento que hasta ahora no me he aplazado (reprobado) como presidente pero todavía hay mucho que avanzar, dijo a los indígenas aymaras y quechuas que llegaron de pueblos vecinos. Pero no habló en ninguno de esos idiomas, sino en español.
Un momento especial de la ceremonia fue la «wilancha, rito andino que consiste en degollar ovejas y llamas y regar con la sangre la tierra en honor de la naturaleza y los dioses «achachilas a los que pidió buenos augurios.
«Debemos recuperar todos los recursos naturales para los bolivianos y romper la vinculaciones con los poderes imperiales que condenaron a Bolivia a mero productor de materias primas. Ahora viene el desafío de transformar a través de un nuevo pacto social entre regiones y clases sociales, dijo el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, otro de los oradores.
En seis meses de gestión, Morales nacionalizó los hidrocarburos, inició una reforma agraria con la entrega de 2,2 millones de hectáreas de tierra a campesinos pobres e ahora impulsa la Asamblea Constituyente.
Conserva un alto nivel de popularidad, pero sus adversarios lo acusan de alentar un discurso de confrontación entre regiones y clases sociales y promover un proyecto político autoritario.