Evo, Condoleezza tratarán reparar nexos EU-Bolivia

Evo, Condoleezza tratarán reparar nexos EU-Bolivia

LA PAZ, (AFP) .- El presidente boliviano, Evo Morales, y la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, intentarán normalizar las relaciones bilaterales, erosionadas los últimos días por una serie de episodios, en un encuentro el fin de semana en el puerto chileno de Valparaíso.

La entrevista tendrá lugar en un momento de particular  tensión en los vínculos bilaterales a causa de la decisión de Estados Unidos, anunciada el martes pasado, de retirar su ayuda militar a Bolivia.

Para la reunión con Rice “estamos dispuestos, vamos a hablar, hablemos cuestiones de cooperación, cuestiones de negocios, de temas comerciales”, dijo Morales.

En el encuentro Morales pedirá a Rice ampliar los beneficios arancelarios que Estados Unidos concede a Bolivia en el marco de la lucha antidrogas, que rigen desde la década pasada y fenecen a finales de 2006.

También planteará tratar el crucial tema de la soja, producto estrella de las exportaciones no tradicionales bolivianas, en estado crítico después de que EEUU acordara tratados de libre comercio con Colombia y Ecuador, principales mercados de Bolivia.

Rice expresó este jueves su deseo de “tener buenas relaciones” con Morales. “Esperamos tener buenas relaciones con Bolivia”, afirmó la jefa de la diplomacia estadounidense en una audiencia en la Cámara de Representantes, al ser consultada por un congresista sobre el crecimiento de la izquierda en América Latina.

“Estados Unidos no tiene problemas con un gobierno electo de izquierda o del centro”, aseguró Rice, que viaja el viernes a Chile para presenciar el sábado la toma de posesión de la nueva presidenta chilena, la socialista Michelle Bachelet.

La cita concertada pareció un bálsamo en el álgido momento, que se agrava por las discrepancias sobre la política boliviana antinarcóticos.

Mientras Morales postula “narcotráfico cero” y se niega en rotundo a destruir los cocales del Chapare, EEUU, principal financiador de la lucha antidrogas boliviana, insiste en la destrucción de toda la coca existente en esa zona central, donde 40.000 familias de cultivadores viven de ese rubro.

La relación binacional comenzó a resentirse cuando EEUU quitó, a mediados de febrero, la visa de ingreso a su jurisdicción a la senadora boliviana Leonida Zurita, dirigente cocalera y mano derecha de Morales.

La ausencia del embajador David Greenlee en el saludo protocolar que el cuerpo diplomático brindó a Morales la tercera semana de febrero dejó entrever la temperatura de la relación.

El gobernante boliviano pidió a Estados Unidos actuar con “transparencia” en la relación bilateral.

“Quiero pedir al embajador de Estados Unidos actuar con sinceridad, con transparencia y con mucha responsabilidad en las relaciones con nuestro gobierno. Nosotros jamás tenemos propuestas bajo la manga”, dijo.

Poco antes de pautar su encuentro con Rice, Morales se dijo agredido y provocado por Washington. “Estoy recibiendo mucha agresión, mucha provocación de parte de la embajada de Estados Unidos, por tanto del gobierno de Estados Unidos”, deploró ante periodistas.

La gota que rebasó el vaso y precipitó el encuentro con Rice fue una carta de la embajada estadounidense en la que la Agregaduría Militar de EEUU comunicó su decisión de suspender su cooperación a un grupo militar antiterrorista y pidió la devolución del armamento de entrenamiento.

En respuesta, Morales afirmó que la “descertificación” del grupo antiterrorista equivalía a impugnarlo a él mismo, en su calidad de Capitán General de las Fuerzas Armadas de Bolivia.

“Si Estados Unidos tiene una política de lucha contra el terrorismo, por qué tiene que levantar ayuda o cooperación a un grupo especializado contra el terrorismo, aunque en Bolivia no hay terrorismo. Es una enorme contradicción”, deploró.

En el desgaste acelerado de los lazos de ambos países, Bolivia rechazó a principios de febrero un convenio para librar de la Corte Penal Internacional a uniformados estadounidenses que incurrieran en delitos de lesa humanidad en territorio boliviano.

Las rispideces afloraron en octubre de 2005, dos meses antes de que Morales ganara las elecciones, cuando a instancia de Estados Unidos fueron desactivados 31 misiles tierra-aire, todo el poderío antiaéreo boliviano.

En un gesto inédito en las historia de los vínculos de ambos países, Morales se ha negado incluso a devolver el material bélico que Estados Unidos demanda. “Primero que nos devuelvan los misiles”, aguijoneó.

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