LA PAZ (AFP) – El presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció ayer  una conjura internacional para frenar los procesos de cambio en su país y en Latinoamérica y acusó al gobierno de Estados Unidos de liderar ese movimiento.

 «Quiero que sepan que no es sólo un movimiento nacional de opositores. Es un movimiento internacional», afirmó el mandatario izquierdista en una concentración de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), en la ciudad de Cochabamba (centro).  El presidente boliviano dijo que «no es casual que algunos partidos desde España, desde Europa y sobre todo desde Estados Unidos, permanentemente están planificando día y noche cómo van a hacer fracasar este cambio, no solamente en Bolivia, sino en Latinoamérica».

 Morales dijo que afortunadamente en la región «hay democracias liberadoras y no sometidas al Imperio», lo que a su juicio molesta a sus opositores.  «Es una pelea internacional y no solamente regional o nacional», insistió en un encendido discurso en el que pidió a sus partidarios «unidad de la patria, unidad del pueblo por la democracia y unidad para estas transformaciones profundas».  La denuncia del presidente boliviano surge a horas de la reunión que sostendrá el lunes con los nueve prefectos del país, entre ellos cinco férreos opositores, en busca de una salida a la división surgida por la nueva Carta Magna, aprobada a principios de diciembre por el oficialismo en la Asamblea Constituyente.  La Constitución, de corte estatista e indígena, es rechazada por prefectos y líderes civiles de Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Beni y Pando, quienes respondieron con la decisión de conformar gobiernos locales autónomos, con instituciones que asuman similares roles a los poderes Ejecutivo y Legislativo.

 Por otro lado, una docena de instituciones civiles bolivianas, entre ellas el Defensor del Pueblo y la Asociación de Periodistas, pidieron este sábado a oficialistas y opositores, que se reunirán el lunes, apostar por la unidad y la paz para desactivar la aguda crisis política.  En una carta enviada a Evo  y a los nueve prefectos las instituciones civiles y activistas de derechos humanos saludaron la iniciativa de buscar salidas a través del diálogo pero señalaron que «no quieren una nueva ruptura por intransigencias y posiciones encontradas».