Evo Morales bajo el reflector

Evo Morales bajo el reflector

POR HAL WEITZMAN
La retórica de Evo Morales como candidato presidencial de Bolivia era con frecuencia contradictoria, pero el líder radical y ex cultivador de coca hizo sonar una nota de consistencia en su reciente gira mundial, que siguió a su arrasadora elección el mes pasado.

En reuniones de alto nivel con líderes de España, Francia, China y África del Sur, el señor Morales utilizó el mismo vistoso suéter rojo, blanco y azul, proyectando el mismo aire de informalidad que lo ayudó a hacerse querer por cerca del 54% de los electores bolivianos.

El domingo próximo, el líder aimara de 46 años, sin duda, desplegando la misma informalidad en el vestuario- será posesionado como el primer líder indígena elegido en Bolivia.

Para muchos de los indígenas, que constituyen el 65% de la población del país más pobre de América del Sur, su elección señala el fin de 500 años de historia en los cuales se han visto marginados de la toma de decisiones nacionales, mientras las potencias extranjeras han saqueado los recursos naturales del país.

Al prometer corregir estas injusticias históricas, las declaraciones públicas del señor Morales combinan un cóctel feroz de nacionalismo y anti-norteamericanismo. Durante la campaña, dijo que la victoria sería «una pesadilla» para la administración Bush. Ciertamente, su promesa de poner fin a la erradicación de la coca patrocinada por Estados Unidos y revertir las reformas de libre mercado no serán bien recibidas en Washington.

El señor Morales establece paralelos entre la historia de intervención foránea en Bolivia desde la conquista de España y el dominio actual del dominio de la industria del gas -la segunda de América Latina- por las compañías multinacionales como Repsol, British Gas, total y Petrobras. Morales ha prometido nacionalizar la industria, aunque todavía tiene que presentar alguna propuesta firme.

Como candidato presidencial, el señor Morales estaba en su elemento. Parecía poseer una energía sin límites, al asumir un implacable programa de campaña. Parecía disfrutar de las multitudes, la música y los fuegos artificiales en los pueblos del altiplano, las griterías de los niños y los platos elaborados con papas que le ofrecían en cada parada de su gira.

Su largo viaje de cultivador de coca a presidente ha sido asombroso. En parte, su ascenso político fue una creación accidental de la estrategia de EEUU hacia la región andina. Desde la administración Carter, la Casa Blanca ha seguido una política para erradicar la coca, un estimulante natural que también es la materia prima de la cocaína. Cuando los «cocaleros» de la región de Chapare se organizaron en los años de 19080, el señor Morales surgió como su líder.

En 1995, formó su Movimiento al Socialismo (MAS), y lo edificó durante una década hasta convertirlo en la maquinaria política más formidable del país.

Como presidente, enfrentará una serie de factores limitantes: el radicalismo de su propia base política, la oposición de los negocios internos e internacionales y la hostilidad abierta de algunos en EEUU. El señor Morales ha estado en el radar de EEUU durante algún tiempo, aún con ganarse el más reciente galardón de Washington: ser inmortalizado por los productores de «El Ala Oeste», la popular serie de televisión, como el socialista boliviano de ficción «Zalaya».

Mientras Wahington se había negado formalmente a tratar directamente con el señor Morales, ahora da muestras de estar dispuesto a negociar. Thomas Shannon, secretario de Estado asistente para el hemisferio occidental, dijo la semana pasada que desea conversar con el nuevo presidente sobre el tráfico de drogas.

EEUU está esperando que el señor Morales, cuyo instinto político es más moderado que el de muchos de sus seguidores, esté preparado para llegar a una cuerdo que pudiera limitar el daño de lo que él ve como los elementos más desagradables de su plan.

Como candidato, era un micro-gerente, que hasta llamó a miembros de su equipo para regañarlos por trasmitir el mismo «jingle» de campaña dos veces en pocos minutos. Pero sin educación formal y con una pobre concepción de los detalles del ejercicio político, la tarea más inmediata del señor Morales será rodearse de expertos técnicos que puedan formula un plan de gobierno.

Hay grandes expectativas de cambio, aún cuando el suéter sea el mismo.
VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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