Evo Morales prosiguió este martes su multitudinaria gira de regreso a Bolivia hasta llegar a Orinoca, su pueblo natal, en mitad del altiplano que lo vio nacer hace 61 años, en una intensa jornada de viaje con muchos actos sociales donde dejó entrever que será un expresidente muy activo.
No habían pasado 24 horas desde que volvió a Bolivia tras cruzar el lunes a pie la frontera con Argentina, donde ha permanecido acogido los últimos once meses, y ya convocó su primera conferencia de prensa, a las 7:00 de la mañana para todos los periodistas que seguían su numerosa caravana.
Lo hizo frente al turístico salar de Uyuni, famoso a nivel mundial, para hablar exclusivamente de un solo tema: el litio, y el proyecto de industrialización de este metal en suelo boliviano que espera que se concrete ahora que su exministro de Economía Luis Arce es el presidente para los próximos cinco años.
Allí expuso su teoría de que el litio es la causa del «golpe de Estado» del que mantiene haber sido víctima el año pasado, cuando renunció a la Presidencia a sugerencia del comandante jefe de las Fuerzas Armadas mientras cobraban peso las denuncias de fraude electoral a su favor, en unas elecciones donde había sigo elegido para un cuarto mandato consecutivo.
«Allí donde los pueblos son dueños de los recursos naturales, preparan bases e intervenciones militares e incluso golpes de Estado», afirmó.
UN EXPRESIDENTE CON TRIBUNA
La rueda de prensa, donde no se permitieron preguntas al expresidente que no fuesen para hablar del litio, fue una declaración de intenciones del papel que aparentemente jugará Evo Morales en la esfera de la vida diaria de Bolivia como un actor político importante.
Lejos de seguir la línea de otros expresidentes que mantienen un perfil bajo y apenas protagonizan apariciones públicas, Morales apunta a ser una voz muy activa durante el mandato que recién comenzó el domingo Arce tras haber ganado la repetición de las elecciones anuladas el año pasado con el 55,1 % de los votos.
Aunque ha anunciado que intentará regresar a su vida anterior a la de presidente y se establecerá en Chimoré, el enclave cocalero del Trópico de Cochabamba del que surgió su figura política como líder sindical, los primeros pasos de Morales en Bolivia como exmandatario apuntan a que no solo se dedicará a la labor agrícola y sindical.
Ya era sabido antes de su llegada por las declaraciones de Arce que no ocuparía ningún puesto en el nuevo Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del expresidente, quien aparenta seguir con ganas de permanecer en la arena política para defender al que han tildado como su delfín.
«CUIDAR» A LUCHO
«Ahora tendré un poco de tiempo para compartir la lucha social y sindical, pero también una pequeña experiencia en gestión pública. No es sencillo hacer gestión pública», comentó Morales en un discurso ofrecido en la población de Orinoca, que llenó todo el estadio de fútbol del pueblo para recibirlo con una gran fiesta de danzas folclóricas.
«Es nuestra obligación hermanos y hermanas cuidar a Lucho Arce presidente. Es nuestra tarea, obligación y deber, porque es nuestro compañero, y hemos demostrado al mundo entero que no había fraude», apostilló el expresidente, que considera que el rotundo triunfo electoral de Arce es una prueba de que no hubo irregularidades en los anteriores comicios anulados.
Frente a su gente, Morales aseguró que no se arrepiente de haber renunciado a la Presidencia tras casi catorce años ininterrumpidos en el poder, pues aseguró que lo hizo para evitar más ataques a autoridades del MAS en ese clima de tensión que se vivió ante las sospechas de fraude electoral.
«Debo decirles que no nos equivocamos. A un año exacto recuperamos la democracia, recuperamos la patria y ahora estoy aquí junto al pueblo boliviano», sentenció Morales.
OTRA META, LIBERAR DETENIDOS
En ese sentido, el líder aimara anticipó que tratará de hacer presión para que la Justicia libere a algunas autoridades y exfuncionarios que todavía siguen detenidos tras los procesos que se abrieron a miembros del Gobierno del MAS una vez que entró la presidenta interina, Jeanine Áñez.
«Tienen que hacer acto de justicia por esos compañeros que siguen detenidos todavía. Estoy informado. No se preocupen. Es cuestión de tiempo. Vamos a liberar a todas y a todos», señaló Morales ante los aplausos de la concurrencia.
La visita de Morales a su pueblo natal, donde todavía se encuentra la casa de adobe donde vivió sus primeros años en este ambiente rural del altiplano, fue el acto más emotivo del segundo día de la gira que está haciendo desde el sur al centro del país.
Fue otra jornada muy intensa de viaje para la caravana del expresidente, que se paró a saludar y recibir agasajos de todos los grupos de seguidores que le esperaban con música y comida al borde de la carretera hasta acabar esta etapa en Oruro.
La ruta terminará este miércoles 11 de noviembre en Chimoré, el mismo día y el mismo lugar del que se marchó Morales el año pasado en un avión de la Fuerza Aérea de México al día siguiente de su renuncia.