Evolución e involución

Evolución e involución

En los últimos veinte o veinticinco años la República Dominicana ha destinado esfuerzos y dinero para organizar sus instituciones y ha logrado mucho. Tenemos mejoras en la  justicia, en administración de las cuentas nacionales y se creó una Autoridad Metropolitana de Transporte como organismo especializado en regulación del tránsito. Pero paralelamente ha habido  retroceso en aspectos muy relacionados con la vida de la gente, con sus quehaceres cotidianos, con su modus vivendi.

Un estudio sobre siniestralidad viaria en el hemisferio occidental realizado por la Fundación Red de la Dignidad (FundaReD) comprobó que entre 28 países de la región, la República Dominicana ocupa el primer lugar en materia de inseguridad vial, con una tasa de mortalidad en accidentes de tránsito de 34.60 por cada 100,000 habitantes, lo que supera la media regional,  que es de un 18.58 por cada 100,000 habitantes. Los accidentes de tránsito están aquí entre las principales causas de muerte.

Los resultados de ese estudio retratan la incapacidad del Estado para organizar el tránsito y hacer que sus reglas sean respetadas al pie de la letra. La violación de la luz roja del semáforo, de los límites de velocidad y del sentido de las vías, así como el manejo temerario han aumentado de manera pasmosa y son causa de muertes, mutilaciones y traumas.

Menores adictos al  alcohol

En varios organismos dedicados al tratamiento de adicciones ha causado alarma el creciente número de menores de edad que consumen bebidas alcohólicas y que se han hecho adictos a las mismas. El crecimiento de este mal tiene mucho que ver con la falta de esfuerzos de las autoridades para controlar el acceso de menores a las bebidas, a los centros que las expenden y disuadir su consumo.

No hay una vigilancia permanente para controlar el acceso de menores a discotecas, “drinks” y colmadones, ni se actúa legalmente contra quienes aceptan su ingreso o presencia. Y hay también irresponsabilidad de muchos padres, que no reprenden a sus hijos menores cuando llegan a la casa bajo efectos del alcohol. El Estado tiene que mejorar su respuesta ante esta tendencia al consumo de alcohol  que se advierte entre nuestros menores, que son los futuros hombres y mujeres de la patria.

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