¡Exactamente como todo el mundo!

¡Exactamente como todo el mundo!

KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Una persona con discapacidad es aquella que tiene una o más deficiencias evidenciadas con la pérdida significativa de alguna o algunas de sus funciones físicas, mentales o sensoriales y que impliquen la disminución o ausencia de la capacidad de realizar una actividad dentro de formas o márgenes considerados normales, limitándola (de cierto modo) en el desempeño de un rol, función o ejercicio de actividades y oportunidades para participar equitativamente dentro de la sociedad.

Con el fin de dar a conocer «los problemas ligados a las incapacidades y a movilizar los apoyos en favor de la dignidad, los derechos y el bienestar de las personas discapacitadas», la ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha designado el 3 de diciembre como el Día Internacional de los Discapacitados, destacando que el objetivo también es reconocer cuáles son las ventajas que pueden desprenderse de la plena integración de estas personas en la vida política, cultural, social y económica.

En esta ocasión, el día será especialmente dedicado a la participación de las personas con discapacidades y a la elaboración de estrategias y políticas que les conciernen particularmente. Es, sin dudas, un día de reflexión para hacer que la sociedad tome mayor conciencia sobre los derechos, necesidades y oportunidades que tienen las personas con discapacidad, y así justificar las medidas encaminadas a eliminar todos los obstáculos que se opongan a su plena integración.

Es preciso aclarar, que así como todos los seres humanos somos diferentes, porque tenemos distintas formas de ver la vida, disímiles maneras de pensar y sentir, lo mismo ocurre con las personas que tienen alguna discapacidad; una deficiencia física o sensorial será vivenciada de formas diversas de acuerdo con la estructura de la personalidad de cada uno. Así como algunos encaran la deficiencia como un desafío a ser superado con nuevas formas de adaptación y búsqueda de distintos referentes, otros muestran reacciones negativas de acomodación a la situación con momentos depresivos y de angustia.

Como ser una persona con discapacidad significa tener límites de acción y de expansión personales, consecuentemente, puede acabar por segregar al individuo de la convivencia social, alejándolo de las oportunidades normales de realización (personal, profesional, social, afectiva, etc.), esto a razón de que la psicología del discapacitado está íntimamente ligada a la psicología social, es decir, a la interacción de ese individuo con otras personas y en el ambiente propio de cada uno. De esa forma, el individuo portador de alguna discapacidad estará menos limitado por esta deficiencia que por la actitud de la sociedad en relación a esa deficiencia.

Los discapacitados tienen las mismas necesidades de cualquier otro individuo. Tienen los mismos derechos, los mismos sentimientos, los mismos recelos y, por supuesto,  los mismos sueños. Él/ella necesita ser amado, valorizado y sentirse participante del grupo familiar y social. Si se siente incentivado y motivado, puede volverse un adulto integrado y productivo, ya que así como puede tener dificultades para realizar algunas actividades, por otro lado, podrá tener extrema habilidad para hacer otras cosas. Exactamente como todo el mundo.

El problema es que, la mayor parte de las veces, no sabemos vivir con nuestra propia diferencia, ni con la de nuestro semejante. El estigma es el resultado social de la uniformidad de las diferencias. Imagínese un día, en que para que un ser humano sea feliz, debiera ser bonito, saludable, inteligente, rico y sensible. Hoy, tengo la seguridad de que la profundidad y la cantidad de problemas de una persona no determinan su felicidad; eso depende de como cada uno enfrenta sus dificultades, si crece con su equipaje o si se detiene por el peso de su dolor.

Las personas con discapacidades son como tú, sólo que con limitaciones; es por esto que se recomienda llamarles discapacitados o personas con discapacidades, pero no personas discapacitadas, porque no es la persona en sí la incapaz, sino algunos de sus movimientos o actos que se realizan con ciertas limitaciones. Por ende, deben ser tratadas con el mismo respeto y consideración que se trata a todas las personas. En la convivencia social o profesional, no se deben excluir a las personas con deficiencias de las actividades normales; se debe dejar que ellas decidan cómo quieren o pueden participar. Se les debe proporcionar a las personas con discapacidades  la misma oportunidad que tienes tú de tener éxito en un quehacer o de fallar.

klinger_psicología@yahoo.es

Publicaciones Relacionadas

Más leídas