POR FIOR GIL
La Navidad tiene un sentido profundamente familiar y aun aquellos que no profesan fe religiosa le han dado una dimensión significativa a esta temporada para expresar sentimientos de amor, armonía y reconciliación, afirmó monseñor Ramón Benito Angeles, secretario general de la Conferencia del Episcopado.

Monseñor Angeles afirmó que el nacimiento del hijo de Dios no se produce fuera de un contexto que no sea familiar, a pesar de que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo en el vientre de María, escogida en su seno virginal.

“También la providencia de Dios hizo que Jesús disfrutara del beneficio psicológico, espiritual y material de un padre porque conocemos que José como padre adoptivo trabajaba para mantener a la familia”, enfantiza el religioso.

Agregó que por eso el nacimiento del hijo de Dios tiene una contextualización, espiritualmente hablando, complementa familiar y por lo tanto debe ser un tiempo para la unidad y la confraternidad de la familia.

A su juicio las navidades han adquirido un sentido altamente significativo para la gente que no tiene fe, pero que aprovecha este tiempo para expresar un conjunto de sentimientos que brotan del corazón; “ que son sentimientos de amor, de armonía, de reconciliación y de paz.

Benito Angeles sostiene que la gente quiere vivir esos momentos a plenitud, en contacto de manera particular con su familia.

 “Por eso me parece que siempre la navidad es una invitación a la familia y es una oportunidad para descubrir que a pesar de la agitada vida que nos esta tocando vivir en medio de mucha violencias, conflictos, divisionismo dentro de los grupos, eso no puede ser suficiente para aplastar el autentico sentido de vida familiar en la unidad, en el amor, en la paz”, expresó.

EXHORTACION

El secretario de la Conferencia del Episcopado aprovecha esta temporada para exhortar a los dominicanos a compartir y celebrar como hermanos este acontecimiento de fe que simboliza  el nacimiento del hijo de Dios.

Dijo que en el sentido religioso la Navidad es el acontecimiento que traza la historia de la humanidad de tal manera que el mundo puede hablar de un Antiguo Testamento y de la historia de un Nuevo Testamento y de quién marca ese punto de llegada y de partida.

El punto de llegada era el mecías anunciado, que fue esperado por miles de años y que cerca de mil año el profeta Isaías pronunció con una serie de expresiones aparentemente poéticas, pero que en realidad se constituyeron en anuncios proféticos de lo que iba ser el salvador, el redentor, el conciliador , el unificador de la humanidad, es decir Jesús.

Monseñor Benito Angeles afirmó que el Nuevo Testamento precisamente señala que a partir del nacimiento de Jesús comienza un proceso progresivo de crecimiento hacia la divinización del hombre, “por lo tanto los seres humanos no solo somos tierra o somos solo carne sino que somos un espíritu que nos preparamos para vivir una eternidad en Dios que nos la ha venido a garantizar precisamente Jesucristo, con su vida, su pasión, con su muerte y su resurrección”.

En su opinión el nacimiento de Cristo no tiene pleno sentido hasta que no llegue la resurrección, “porque Cristo nació para redimirnos salvarnos, reconciliarnos, unificarnos y eso lo logró a partir de su ofrenda personal, atravesando naturalmente, hasta por vejaciones, maltratos, humillaciones, anonimato”.

El religioso recuerda que también Jesús se destacó por momentos de grandes milagros, donde fue dejando ver el poder y la grandeza de Dios a través por ejemplo de la curación a los enfermos, la resurrección de los muertos, la multiplicación de los panes y otros.

“Por eso podríamos decir que la Navidad es un tiempo de vida y de la autentica vida de los que creemos que vida no muere, sino que la muerte humana es el paso para la autentica vida en Dios que nos la regala el niño Dios en Belén”, puntualiza.