Exaltan memoria de Juan Miguel Román

Exaltan memoria de Juan Miguel Román

POR ÁNGELA PEÑA
La noche de su muerte hubo un duelo general. Ese día cayeron también combatientes haitianos, hirieron mortalmente a Euclides Morillo, fue asesinado el coronel Fernández Domínguez, pero la gente lloró a Juan Miguel Román en una forma extraordinaria, porque los que no le conocían, pudieron comprobar su grandeza, él estaba hecho para lo que pasó en abril, era uno de esos revolucionarios que surgen y se crecen como la espuma.

Fidelio Despradel, hermano, amigo, compañero, compartió con él la cárcel, el destierro, la clandestinidad, la lucha armada, la posición política. Vio cómo se forjaba su carácter desde la resistencia antitrujillista, la deportación a Portugal, Venezuela, París. Lo observaba afanarse en las montañas de El Escambray, en Cuba, o apreciaba la evolución de su pensamiento tras el regreso subrepticio. «Trajo una visión autocrítica de la vida, superándose aceleradamente hasta en su relación con Tere, su esposa», significa.

El dirigente conversa sobre Juan Miguel Román con la misma vehemencia con que lo hace Elsa Justo, la prima de Manolo Tavárez, miembro también del 14 de Junio que compartió con Juan Miguel casi los mismos procesos, al igual que Marisela Vargas, Raúl Pérez Peña (Bacho), Arnulfo Reyes, Freddy Bonnelly, Teresita Espaillat, Cristinita Díaz, Héctor Llanos. Junto a Maria Teresa Irueste, su viuda, y Marinita, la hija mayor de la pareja, derrochan un caudal de recuerdos personales y públicos para anunciar el espléndido homenaje que rendirán a su memoria en el 40 aniversario de la contienda civil de 1965. Luisa de Peña, aunque de generación distinta, se ha unido al grupo como hija de dos militantes por la libertad, Cristinita y Luis de Peña, como directora general de museos de la Secretaría de Cultura y como miembro de la Fundación Manolo Tavárez Justo, a quien se debe la iniciativa del reconocimiento a celebrarse en el marco de la Feria del Libro.

«Juan Miguel representa en la guerra de abril a los hombres de la gesta de Manolo, los que ofrendaron sus vidas y defendieron la democracia. Él da continuidad a esa gesta», explica Elsa Justo. Juan Miguel, abunda Despradel, «simboliza a todos los combatientes en general y a los del 14 de Junio en particular, en ese sentido se va a hacer extensivo el homenaje a todos los que cayeron en la guerra, con Juan Miguel como figura central. Juan Miguel fue nombrado responsable militar del 14 de Junio durante la revolución, eso cambió después porque lo mataron el 19 de mayo, pero desde el 24 de abril tenía la función de jefe militar, ganada minuto a minuto».

El atlético, apuesto y fornido joven de definida musculatura y fornida estructura física es inolvidable en el registro mental de Marisela, de cuya casa, en la calle José Gabriel García, salió «arengando para dirigirse al Palacio». Esa imagen «para mí es inolvidable», exclama la que, como las demás damas presentes, fue combatiente del 1J4 e instructora de la Academia Militar 24 de Abril, en la revuelta.

Arnulfo Reyes y Raúl Pérez Peña (Bacho) fueron soldados de su tropa en el frente Gregorio Luperón, en la guerrilla de 1963 y estuvieron con él en el conflicto bélico de abril. Freddy no sólo fue compañero de estudios universitarios sino que lo acogió en su casa de la Elvira de Mendoza cuando el agüerido revolucionario regresó del destierro. «Fueron amigos íntimos, lo llevamos a su casa la noche que llegamos», refiere Fidelio.

La amante viuda ha dejado constancia de la vida incierta que pasó junto al mártir, con apenas siete meses de estabilidad conyugal, los del Gobierno de Juan Bosch, y de los profundos momentos de felicidad, aunque breves, que les permitió la vida oculta, cuando él retornó a la República «totalmente cambiado» y el amor hacia ella formó parte de su conciencia revolucionaria, de su aspiración a «un mundo mejor». Fidelio da testimonio de esa entrega. «Empezó una nueva vida con su esposa, se escondían en Alma Rosa, en la casa donde se hacía el periódico del 14 de Junio en un mimeógrafo que era de la escuela política del PRD. Se reunía allí secretamente con su compañera, como una reconstrucción de su relación, empezando a rehacer su vida». Confiesa que Román «tuvo una evolución extremadamente hermosa, acelerada, al contacto con la lucha revolucionaria. Se fue radicalizando en su convicción, su militancia, su actitud revolucionaria».

Rememora sus rivalidades juveniles, sus discursos previos a la guerra en Bayaguana, Yamasá, Guerra, Montecristi y áreas periféricas del Distrito, su temple, la elevación de su liderazgo. «Juan Miguel tenía condiciones, fue más que el destacado combatiente del 14 de junio», reitera.

La reunión en la calle Santomé para decidir el curso de acción del 14 de Junio en la contienda, fue el punto de partida a las distintas zonas del combate, refiere. «Y ahí decidimos que Juan Miguel debía ser el Comandante Militar porque era el que tenía mas aptitud, la aceptación del liderazgo de toda esa gente del 14 de junio. El Comando Central estaba en la José Gabriel García, en la casa de las Vargas», narra Fidelio.

Y, añade: «si en 1959 era el rebelde firme, el muchacho guapo que se asiló en la embajada de Brasil decidido a luchar contra Trujillo, viene y asume su militancia catorcista, y en la revolución se crece, porque él estaba hecho para esa guerra. Cuando lo mataron, la gente lloró, lloró… «.

LOS ACTOS

Las ideas para rendirle tributo llueven durante el encuentro. Se va a empezar una página web para interactuar con cibernautas y darlo a conocer. Se iniciará la edición de un libro sobre su personalidad, su obra, su vida. La promoción de abogados a la que perteneció revivirá su memoria al igual que la Universidad de la que fue egresado.

Todos los jóvenes que lleven los nombres Juan Miguel, en recordación del intrépido guerrillero, se harán presentes en el tributo que comprende, también, actos y ofrendas florales en la calle que lleva su nombre, en el lugar donde fue abatido. El programa Nocturnal, que produce Raúl Pérez Peña, realizará una emisión espacial de testimonios sobre el carismático luchador que luego se convertirá en documental histórico.

«Ahora se está conmemorando el 40 aniversario de la guerra de abril. La Feria del Libro, además de estar dedicada a Italia, a Aída Cartagena Portalatín, al personaje Don Quijote, va a tener el pabellón del 1965, uno de los más importantes, conmemorando la guerra. Dentro de ese pabellón, donde estarán participando todas las fundaciones patrióticas, va a haber una exposición sobre la revolución relatando los antecedentes y la guerra en sí. La Fundación Manolo Tavárez Justo se ha hecho cargo del acto homenaje a Juan Miguel, como figura central del Movimiento 14 de Junio en la guerra, tomándolo como figura que los representa», explica Luisa, quien trabaja en la muestra con sentido educativo, junto al arquitecto Juan Carlos Ditrén. La exhibición comprenderá el periodo 1959-1965.

Los compañeros de infancia, estudios, lucha, de Juan Miguel, pueden tener acceso a este grupo, informaron, por medio de la dirección electrónica www.festibacho@hotmail.com.

PERFIL

Juan Miguel Román nació en Santiago de los Caballeros el 24 de noviembre de 1931, hijo de Juan Román Ricardo y Marina Díaz Hernández. Tuvo tres hermanos: Lourdes, Bienvenida y Eugenia. A fines de 1959 se inició en la actividad política participando en movimientos clandestinos contra el régimen de Trujillo. Estableció estrecha relación con Manuel Aurelio Tavárez Justo, con quien combatió en la cordillera septentrional al frente del comando Gregorio Luperón, y con el coronel Rafael Fernández Domínguez, junto al que cayó herido de muerte bajo el fuego de las ametralladoras de los norteamericanos durante el asalto al Palacio Nacional.

Graduado de abogado en 1957, casó el 21 de febrero de 1959 con María Teresa, con quien procreó dos hijas: Marinita y María Teresa.

Herido en un brazo mientras intentaba rescatar a Fernández Domínguez, una bala penetró detrás de su cabeza, muriendo en el acto. El cadáver fue trasladado al hospital Padre Billini y luego velado en la residencia del ingeniero Santiago Elmúdesi, en la calle Duarte. Tras un recorrido por El Conde, el cortejo se detuvo en el Baluarte donde la muchedumbre cantó el Himno Nacional. Fue sepultado en el cementerio de la avenida Independencia, donde aún reposan sus restos.

 

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas