Hace apenas un par de días estuvimos conmemorando en nuestro país, como cada 25 de enero, el “Día Nacional del Servidor Público”, consignado así por la Ley 302 de 1981 como un reconocimiento a todos esos seres humanos que tienen la oportunidad de brindar su fuerza de trabajo al Estado Dominicano, para en ese día exaltar y reconocer la ardua labor que con empeño y dedicación realizan, en pro de contribuir al desarrollo nacional.
El Estado Dominicano aprovecha este día para entregar la Medalla al Mérito a los servidores con 25 años o más de servicio en la administración pública, que se destaquen por su lealtad, honradez, eficiencia y calificaciones excelentes en la evaluación del desempeño. Esta condecoración es ofrecida por el Ministerio de Administración Pública (MAP).
Quise referirme en esta ocasión a esta importante fecha, puesto que a nivel general noto todavía mucho desconocimiento de la existencia de esta conmemoración, como si fuera algo sin mayor trascendencia en nuestro país. Y esto evidentemente me preocupa, porque pareciera que todo a nuestro alrededor funcionara por inercia o porque sólo tenemos lo que se ha logrado hoy día porque “los de afuera” son los que lo empujan. Pero recordemos que la administración pública es un elemento especialmente importante en lo que respecta al correcto funcionamiento de un Estado, ya que es gracias a las acciones que se realizan a través de todos los organismos, institutos e instituciones que la conforman, que se pueden poner en práctica todas las decisiones que se toman para el desarrollo nacional.
Por lo cual, dentro de cada una de esas instituciones no hay labor que sea pequeña porque todas ayudan a conseguir el objetivo que como nación compartimos, que no es otro que el bienestar, la seguridad, la calidad de vida y la paz de todos los dominicanos. Por lo que, créanme, a pesar de todas las críticas, burlas, juicios de valor y de más que se recibe a diario por los que están “allá”, para los que estamos “aquí”, es un honor y una satisfacción inmensa ser un servidor público, porque en su mayoría, entregamos cuerpo y alma ofreciendo todo lo que somos y sabemos para lograr un mejor país.
El servidor público debe ser reconocido por actuar siempre sobre la base de la justicia, la razón y la argumentación por encima de cualquier interés individual, con el fin de buscar el bien de la colectividad, y entre sus valores y principios siempre debe primar: la ética, honestidad, igualdad, solidaridad, la participación protagónica, vocación de servicio, el esfuerzo colectivo, la eficiencia, y sobre todo la responsabilidad de cumplir con el ciudadano.