EXCELENCIA DEL CONGRESO DE LA AICA

EXCELENCIA DEL CONGRESO DE LA AICA

Marianne de Tolentino

Que se celebre en La Habana el Congreso y Asamblea General de la Asociación Internacional de Críticos de Arte -mejor conocida por sus siglas como AICA- ha sido para los profesionales cubanos de la crítica, la curaduría, la gestión, la enseñanza del arte, un reconocimiento y un reto.
Fue un reconocimiento a la brillantez de la vida artística, a instituciones locales reputadas, a manifestaciones de altísimo nivel e intercontinentales como la Bienal de La Habana, a la dedicación incondicional de sus especialistas, todos obviamente apasionados.
Fue un reto, porque, conociendo encrucijada y dificultades materiales internas, gracias a la valentía y la competencia se ha asumido, de manera ejemplar, tanto la parte teórica como las múltiples actividades organizadas en La Habana, incluyendo el post-congreso… y almuerzos formales.
Los participantes del exterior consideraron que se había celebrado uno de los mejores congresos anuales de la crítica, en todos sus aspectos: organización y documentación, calidad y nivel de los eventos – desde las sesiones de trabajo hasta las visitas a centros de arte y cultura-, con una cordialidad, prácticamente desconocida…. Cuando, en otros congresos, celebrados en metrópolis pudientes, los asistentes habían de usar sus propios medios, carecían de información precisa, debían desplazarse a lugares dispersos, en La Habana la programación completa se desarrolló en el impresionante centro histórico, ¡recorrido caminando y con plena seguridad!
Para las citas y sitios más distantes, una transportación, tan puntual como cómoda, se brindó a delegados y acompañantes. Solamente el acogedor temperamento, la consideración hacia los visitantes, una indudable experiencia y gran educación pueden explicar esta generosidad, constantemente manifestada.
El Capítulo Cubano de AICA. Todas las asociaciones nacionales de críticos –que se respetan- están integrados en AICA. Más aun, para ser miembros de la asociación internacional, hay que formar parte de la asociación local y mencionarla, ¡aunque no faltan quienes la ignoran! Cada núcleo nacional se llama “capítulo” de la entidad global.
El “capítulo cubano” ha atravesado tres fases en AICA desde los 80: una primera activa, una segunda ausente durante 15 años por razones económicas, la tercera casi “nueva” que ha reiniciado un compromiso triunfal. Fue “premiada”, con anuencia del propio presidente de AICA, Marek Bartelik, para ser sede del XLIX Congreso Internacional, y los resultados fueron insuperables…
Hemos de señalar que el primer acto del Congreso en el magnífico teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, fue la entrega a Adelaida de Juan, crítica cubana por excelencia, el Premio Internacional AICA 2016. Un momento muy emocionante, Adelaida recordando que habíamos luchado juntas para que Puerto-Rico tuviese su capítulo independiente.
Sea en ponencias, en contribución organizativa y/o en guía de visitas, los miembros de la asociación cubana, encabezada por David Mateo y Dannys Montes de Oca, demostraron su entusiasmo participativo. Al citar nombres, queremos destacar a especialistas cubanos que, entre otros, se distinguieron: Rubén del Valle –presidente del consejo de las artes plásticas-, Jorge Fernández –director del Museo Nacional de Bellas Artes-, Julia Grecia Portela – profesora del Instituto Superior de Arte-, Margarita González –directora del Centro Wifredo Lam-, Yolanda Wood –historiadora y catedrática- investigadora del arte dominicano con varias conferencias en nuestro país. La lista dista de ser completa…
Ahora bien, queremos destacar a un miembro de la Asociación Dominicana (ADCA), Carlos Acero, actualmente Vicepresidente de AICA y coordinador de sus eventos internacionales. El jugó un papel esencial en la preparación y en el marco del Congreso: fue un auténtico ejecutivo internacional. Nos impresionó…

Temas desarrollados. El tema del Congreso, desarrollado por ocho ponentes de carrera sobresaliente, fue: “Nuevas Utopías: Arte, memoria y contextos”.
Cada presentación resultó distinta y muy interesante, más nacional o internacional, a menudo crítica e ideológica, casi siempre acompañada de imágenes.
Si lógicamente hubo referencias a la “Utopía” de Tomás Moro y la sociedad ideal, análisis y planteamientos se referían a ejemplos reales y constructivos, a contextos vigentes en diferentes países. Por tratar el Caribe y enseñar arte dominicano, disfrutamos especialmente la comunicación de Yolanda Wood.
Otro panel extraordinario, fue en el Centro Wifredo Lam, el comentario sobre la incomparable Bienal de la Habana, interviniendo su curador-organizador “legendario”, Nelson Herrera. La Bienal, en constante revisión, que alcanzó su duodécima edición y celebra la próxima en 2018, ha ido creciendo increíblemente y expandiéndose por la ciudad, abarcando además varios continentes.
Nos dio cierta pena al escuchar tantos logros, recordando nuestra fallida Bienal del Caribe y su “sucesora”, Trienal internacional que tiene ya casi siete años sin celebrarse… Cabe notar, y los cubanos se ríen, que la reputada Bienal de la Habana, se celebra puntualmente cada tres años. No hay que precisar que su presupuesto es de una economía drástica, otro punto fundamental difiriendo de la nuestra…
Finalmente, las agrupaciones de críticos del Caribe hicieron un recuento de las respectivas asociaciones, desde su creación hasta hoy. No cabe duda de que la Asociación de Caribe Sur, integrando a ocho islas, es un fenómeno de gestión y difusión, enseñando que todo se puede si se quiere…

Más actividades. La vida artística en Cuba es extensa e intensa.
Se multiplicaron los encuentros y visitas a exposiciones, galerías, talleres, fundaciones, Instituto Superior de Arte, los congresistas asistiendo siempre… Ahora bien, tal vez el encanto mayor en ese “peregrinaje” de la creación visual fue la visita al Museo Nacional de Bellas Artes, alojado en dos edificios, uno dedicado al arte cubano, el segundo al arte universal. En sus varios pisos de colección permanente, atendidos por distintos curadores, se admira la insólita abundancia de la pintura cubana, desde el siglo XVIII, sobresaliendo, si se quiere, maravillas del siglo XIX y fabulosos Wifredo Lam…
¿Será Cuba , en lo cultural, una excepcional “isla de utopía”? No se puede negar: el muy exitoso Congreso AICA lo acaba de mostrar y demostrar.

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