La disciplina de la seguridad es una materia “quemada”, en el argot estudiantil cuando se reprueba, en el primer mandato del presidente Danilo Medina y en el primer año del hasta ahora su segundo, y no se plantean estrategias para reducir el protagonismo de la canalla que le gana la calle al monopolio de la violencia que debe ejercer el Estado.
Los colmadones parecen celdas de prisioneros, forradas de rejas, estilo nunca registrado como en los gobiernos del PLD, donde también han proliferado como nunca el lavado de activos, tráfico de drogas, bancas de apuestas la gran mayoría ilegales, y la grimosa haitianización del país.
El vespertino El Nacional ha reportado cómo haitianos ilegales se apoderan de Pedernales, y la quinta columna que amenaza socavar la soberanía nacional en bolsones de haitianos en las ciudades y barriadas enteras, como El Hoyo de Friusa, en Higüey, y el impertérrito cruce “normal” de haitianos por la frontera, con la connivencia contaminada de militares, y el silencio presidencial.
Escándalos recientes de Odebrecht y el CEA acosan al presidente Medina y potencian el crecimiento del movimiento Verde, que el gobierno aparenta no conceder importancia, y que podría evolucionar de una pequeña bola de nieve, en un alud político augurador del cambio en la conducencia nacional que no pocos aspiran, entendiendo lo voluble del carácter nacional.
Las ponencias de logros expuestas por el presidente Medina en su quinta comparecencia al Congreso, tienen sus bemoles, y orientados a mayo 2020, todo dependerá superar las materias “quemadas”, que consigan proyectar a un PLD en el poder 2020-24, empinada jalda, con el cúmulo de apremios ciudadanos irresueltos, que podrían traducirse en la aurora de nuevos tiempos.
Ese prontuario deficiente me impide expresar: Excelente, Señor Presidente.