Excesos como estilo de vida

Excesos como estilo de vida

La ausencia de acciones firmes para garantizar la seguridad y buena marcha de la circulación vial -por lo menos hasta la llegada del Instituto Nacional de Transporte Terrestre y Tránsito- hizo crecer en dimensión y complejidad los trastornos reinantes. Los diversos actos desordenados y numerosos en que se incurre auguran graves dificultades para el propósito de regular el tránsito por calles, avenidas y rutas inter urbanas. Una prestación de servicio inapropiada por sus riesgos y limitaciones llamada “moto concho” se ha extendido como hiedra por campos y ciudades. La pasión de motociclistas y de conductores de autos por el temerario deporte de echar carreras por vías públicas genera de continuo unas tragedias de espanto.

El cotidiano enfrentamiento de Amet con el caótico sistema de “concho” a base de vehículos en mal estado y minibuses en libertinaje indican las consecuencias dejadas por el populismo de siempre de no proceder con energía ante infractores. La transgresión es lo habitual de mucha gente al volante. Tiene hondas raíces y el desafío es enorme. También es consuetudinario el irrespeto de una parte de los conductores privados que se sienten con licencia para pisotear normas sobre rebases y cruces de intersecciones, factor en las altas tasas de accidentes en la circulación vial que sitúan al país en primeros lugares de mortalidad con señales de tránsito que no sirven de nada.

Víctimas de un conflicto ajeno

Pretender negar docencia a la generalidad de los alumnos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo sería un episodio de lucha salarial de profesores en perjuicio de quienes nada pueden hacer por ellos. En vez de un conflicto empleados-patronos se emprendería una protesta de educadores contra estudiantes que después de una larga pausa inter semestral son obligados a más inercia y frustración con la meta de graduar más distante. La UASD no es una empresa de costos-beneficios. Sus servicios a la sociedad no deben ser vulnerados empeñosamente por aspirantes a conquistas salariales llevándose de encuentro a quienes muchas veces pasan por necesidades mayores que ellos, siendo el centro de educación superior al que más pueden ingresar jóvenes del numeroso sector mal pagado de este país, al que no pertenecen tanto los profesores.

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